viernes, 2 de marzo de 2018








Flor de un día.


Nacemos inmortales a la muerte

desnudos, desvalidos a la vida

nacemos y remamos a la orilla

y en dos días entramos en los veinte.


Nacemos de un esfuerzo sobrehumano

y de un leve placer intermitente 

nacemos con dos manos y sin dientes

error que solventamos succionando.


Nacemos y nos vamos adaptando

al rocío, al calor y al relente

a heladas, a la lluvia, a la gente


al timo permanente de los bancos.

Pagamos nuestras deudas trabajando,

nos vamos disecando lentamente.

 

 

 

3 comentarios:

  1. Después de algunos momentos de placer poético he llegado a su último verso y no he tenido más remedio que mirarme en el espejo. Y tengo que reconocer que ese "disecarse lentamente" ya deja algunos signos indiscutibles en mi ya de por sí poco agraciada anatomía.
    Algún humorista filósofo decía que el tiempo nos va transformando en nuestra propia caricatura.
    Yo no le veo la gracia. ¡Carajo!

    Al menos hoy.

    Un cordial saludo.

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