Flor de un día.
Nacemos inmortales a la muerte
desnudos, desvalidos a la vida
nacemos y remamos a la orilla
y en dos días entramos en los veinte.
Nacemos de un esfuerzo sobrehumano
y de un leve placer intermitente
nacemos con dos manos y sin dientes
error que solventamos succionando.
Nacemos y nos vamos adaptando
al rocío, al calor y al relente
a heladas, a la lluvia, a la gente
al timo permanente de los bancos.
Pagamos nuestras deudas trabajando,
nos vamos disecando lentamente.