Nadie en Cee sospechaba de la ajetreada vida de Crisanto López Miguez.
Cuando la Juez de Corcubión mandó buscarlo y no lo hallaron, la comunidad científica y el sargento Pombo cobijaron serias sospechas de que no había desaparecido por propia voluntad, ya que llevaba muerto y enterrado desde 2007. Todas las miradas se fijaron en las 3 hijas, únicas herederas de una gran fortuna. Un taxista de Muxía había reclamado la paternidad de Crisanto y con ello la cuarta parte de la herencia, momento éste en que el muerto se movió de su tumba llegando a abandonarla.
Pero quienes le hicieron desaparecer, no contaban con algo de fácil comprensión; las hijas, siempre que lo fueran de Crisanto, portaban su ADN. Dos de ellas se negaron a las pruebas, pero la tercera aceptó y el Instituto de Medicina Legal de Santiago acaba de certificar con el 99,9999 % de posibilidades que el taxista es legítimo heredero.
Sin embargo Crisanto no ha aparecido y seguramente no le faltan motivos, ya que apenas hace unos días una mujer de Negreira reclamaba también su paternidad.
Dicen que una vida con amantes ha de ser muy estresante, pero, a las pruebas me remito, una muerte con amantes, no lo es menos.
Esta vez las hijas, temiendo la división de la herencia ad infinitum, se han negado a practicar las pruebas de paternidad.
Mucho me temo que la libertad personal se tendrá que acomodar a las leyes, en una suerte de memoria histórica que compense con dinero la orfandad de lustros.
P.D. Mientras buscaba fotografías con qué ilustrar el comentario, he leído que son DOS, y no una, las mujeres que reclaman la paternidad de Crisanto. Lo dicho, a moro muerto todo son lanzadas!
La familia de Crisanto no dará muestras de ADN para la nueva demanda de paternidad.
Finalmente, son dos y no una las mujeres que afirman ser hijas del fallecido industrial ceense.
(La Voz de Galicia 18/2/2011)
Orense a tantos de tantos.
De santo no tenía nada César y sus descendientes menos, porque no lo arreglaron cuando el vivía por las buenas o por la justicia, digo ;)
ResponderEliminarEso por acá tiene una manera algo grosera pero que es la verdad, "polvitos al descuido".
Un saludo
Podríamos decir pues, si he entendido bien, amigo Cesar, que la herencia Mendeliana de Crisanto obedece a las leyes de las grandes fortunas, o que la fortuna de la herencia de Crisanto obedece a las leyes del gran Mendel, que tanto monta, monta tanto. En cualquier caso, leyes, fortuna, herencia, Mendel, Crisanto, hijas y madres, naturales o artificiales, quedan en evidencia ante tu agudo sentido del análisis de esta picaresca y genuina sociedad.
ResponderEliminarSi es lo que tiene la llamada de la sangre es más fuerte si quien llama ese el dinero
ResponderEliminarUn saludo
Quizás el sargento Pombo debería ordenar que una pareja del cuartel de Cedeira se desplazase a la parroquia de Régoa y más concretamente al lugar de San Andrés de Teixido, en la procura del bueno de Crisanto. Pues, si bien es cierto que cabe, es más, es de sentido común, que siendo hombre de posibles hubiese ido de vivo, nadie puede negar que entra también dentro de lo posible, que ante el impedimento de descansar digna y debidamente después de sembrar de hijos la tierra, buscara cobijo y sosiego en los abismo de aquella tierra preñada por el grito acerado del mar y el gemido verde de la tierra.
ResponderEliminarEso sí, que lo busque la fuerza no allí donde se despacha el berberecho sino donde se cría, porque los muertos como éste no van de romería sino a esconderse. Bajen, por tanto, los hombres de Pombo a los rompientes e indaguen debidamente si esta Crisanto entre los difuntos echados al mar sin perder de vista el monte.
Contar cualquiera cuenta, pero darle ese toque mágico que tú le das sólo a ti te está reservado. No voy a calificar la crónica de deliciosa sino de delicia, tal es así, que no sé si a partir de hoy no te miraran con las celosas hijas de la herencia de Crisanto.
Recibe un fraternal abrazo.
Con lo que hubiera podido divertirse este señor con un condoncito bien puestecito,así eso de la muerte con amantes hubiera sido menos movidita.. eh???
ResponderEliminarUn abrazo!
Aurora, sin duda era un santo...¿No viste, como amaba a las mujeres? El amor es lo primero, piba...
ResponderEliminarEfectivamente, Fjavier, tanto monta, monta tanto, que le nacen hijos hasta en el camposanto!
ResponderEliminarSi es que en Galicia tenemos lo mejor de lo mejor, para qué contarte.
Saludos!
No será el dinero, 40añera...Mujer, es el amor filial, es la llamada de la sangre que hace que quieran conocer a esas hermanas, que a su vez arden en deseos de encontrar a los de su sangre tantos años faltos de cariño fraternal...y tal y tal.
ResponderEliminarJose Alfonso, sabía que algo me faltaba. ¿Quieres saber que ni por asomo me vino a la mente el nombre de Andrés, por más vueltas que le dí al refrán de ir de muerto si no vas de vivo? Pues tenía prisa y cerré, pero conste que pensé en San Andrés de Teixido, aunque él no viniera a mí.
ResponderEliminar¿Será posible que el bueno de Crisanto esté donde nacen los berberechos...o los percebes?
Jesús....lástima que el sargento Pombo esté algo mayor o bajaría a los acantilados.
Pero por dios, Antonia, que Crisanto era un hombre, no gasta esas mariconadas...
ResponderEliminarAhora bien, por no gastar en eso, ahora va a tener que repartir sus ahorros..
Cuanta razón tienes César, hacer camino al andar todo lo cura y si no fuera así,seguir la senda de vidas ejemplarizantes, como la del bueno de Crisanto, que se estará partiendo de la risa allá donde esté, con tanto revuelo y desde luego con tus crónicas, que tienen el toque mágico de los meigos celtas. Es un delicioso placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Has leído la única novela que creo que tiene escrita el actor Miguel Rellán, de título "Seguro que el músico resucita"? Tu relato tiene su mismo tono.
ResponderEliminarMuy bueno.
Quitando el derecho derecho de herencia universal se acababa todo.
ResponderEliminarCrisanto tenía amor para dar y tomar.
ResponderEliminarParecer ser que tuvo otras dos hijas con una mujer, eso significa una relación duradera, estable y seguramente con amor. Hay que tener un corazón grande para amar tanto y a tanta gente.