El día que a Klauder Bastida le
preguntó un periodista que por qué era el mejor, contestó con una humildad
franciscana, impropia de un conquistador de su clase: eso es relativo.
Desde ese día, Klauder Bastida ha
dejado de ser mi héroe. No expuso argumento alguno que nos llevase a la
conclusión firme de que todo es relativo.
Ahora mis heroínas son dos
psicólogas que trabajan en la misma planta en donde yo lo hago. Son jóvenes;
podrían ser mis hijas. A veces coincidimos en el ascensor y en alguna ocasión,
por no hablar del tiempo, he hecho algún comentario de esos que Juan Tallón
calificaría de inteligente. El otro día mismo, les he preguntado cuál era su
opinión profesional a cerca de las consecuencias de los bruscos cambios de
temperatura en el carácter de las personas. Por no hablar del tiempo.
Sin embargo, el motivo de mi
admiración hacia ellas, no radica en su juventud, ni en su aparente
profesionalidad, ni en el atrevimiento a emprender que al parecer han
demostrado. Mi admiración radica en que hace unos días, con una frase, una de
ellas demostró, sin asomo de duda, la teoría de la relatividad. O sea, que todo
es relativo.
Subíamos en el ascensor y uno,
ensimismado en sus pensamientos, se olvidó de la pregunta inteligente del día.
Ellas susurraban por lo bajo y no pude evitar oír de lo que hablaban.
-
Es una cuestión de sexualidad (susurrando)
-
Por defecto o por exceso…? (Susurrando también).
He ahí la frase de que os
hablaba, aquella que demuestra sin asomo de duda que todo es relativo. Por
exceso o por defecto…?
Porque pensemos. A los veinte
años, lo natural es tener sexo siete veces a la semana, 30 días al mes, salvo
los meses de 31 días y febrero, en que
habrá que repetir los días 27 y 28 para no perder la media. Pero a los cuarenta
y veinte, las cosas se ven de otra manera, los impulsos son más pausados y los
lugares en donde practicar se reducen notablemente por causas posturales de
naturaleza comprensible.
El problema surge cuando a los
veinte años, coyundas como uno de 60.
Pero no es de sexo de lo que
quería hablaros, sino de la teoría de la relatividad. La frase antedicha, “por
exceso o por defecto…?” es la constatación definitiva de que todo es relativo,
y que, tal como afirmaba mi abuelo materno, todo lo mucho es malo, y que los
problemas existen, por defecto o por exceso.
Y era de esto de lo que quería
hablaros. A quienes me tacháis de superfluo en la escritura, debería bastaros
ese sesudo artículo, en donde se demuestra lo que se demuestra de la manera
meridiana en que se demuestra, para cambiar de opinión, elevándome a la categoría
de “aficionadoescritormaloperosexudo”.
En Orense a tantos de tantos.
Por lo tanto, el término medio no es virtud sino quedar fuera de la medición, es decir, no contar.
ResponderEliminarDeliciosa reflexión que da solución a la eterna pregunta ¿somos alguien o no somos nadie? La respuesta "por exceso o por defecto". Eso quién lo sabe. Tal vez ni la pregunta.
Un fraternal abrazo.