jueves, 9 de junio de 2016

Todo es relativo. Demostración.






El día que a Klauder Bastida le preguntó un periodista que por qué era el mejor, contestó con una humildad franciscana, impropia de un conquistador de su clase: eso es relativo.
Desde ese día, Klauder Bastida ha dejado de ser mi héroe. No expuso argumento alguno que nos llevase a la conclusión firme de que todo es relativo.
Ahora mis heroínas son dos psicólogas que trabajan en la misma planta en donde yo lo hago. Son jóvenes; podrían ser mis hijas. A veces coincidimos en el ascensor y en alguna ocasión, por no hablar del tiempo, he hecho algún comentario de esos que Juan Tallón calificaría de inteligente. El otro día mismo, les he preguntado cuál era su opinión profesional a cerca de las consecuencias de los bruscos cambios de temperatura en el carácter de las personas. Por no hablar del tiempo.
Sin embargo, el motivo de mi admiración hacia ellas, no radica en su juventud, ni en su aparente profesionalidad, ni en el atrevimiento a emprender que al parecer han demostrado. Mi admiración radica en que hace unos días, con una frase, una de ellas demostró, sin asomo de duda, la teoría de la relatividad. O sea, que todo es relativo.
Subíamos en el ascensor y uno, ensimismado en sus pensamientos, se olvidó de la pregunta inteligente del día. Ellas susurraban por lo bajo y no pude evitar oír de lo que hablaban.
-          Es una cuestión de sexualidad (susurrando)
-          Por defecto o por exceso…? (Susurrando también).
He ahí la frase de que os hablaba, aquella que demuestra sin asomo de duda que todo es relativo. Por exceso o por defecto…?
Porque pensemos. A los veinte años, lo natural es tener sexo siete veces a la semana, 30 días al mes, salvo los meses de 31  días y febrero, en que habrá que repetir los días 27 y 28 para no perder la media. Pero a los cuarenta y veinte, las cosas se ven de otra manera, los impulsos son más pausados y los lugares en donde practicar se reducen notablemente por causas posturales de naturaleza comprensible.
El problema surge cuando a los veinte años, coyundas como uno de 60.
Pero no es de sexo de lo que quería hablaros, sino de la teoría de la relatividad. La frase antedicha, “por exceso o por defecto…?” es la constatación definitiva de que todo es relativo, y que, tal como afirmaba mi abuelo materno, todo lo mucho es malo, y que los problemas existen, por defecto o por exceso.
Y era de esto de lo que quería hablaros. A quienes me tacháis de superfluo en la escritura, debería bastaros ese sesudo artículo, en donde se demuestra lo que se demuestra de la manera meridiana en que se demuestra, para cambiar de opinión, elevándome a la categoría de “aficionadoescritormaloperosexudo”.
En Orense a tantos de tantos.

                     

1 comentario:

  1. Por lo tanto, el término medio no es virtud sino quedar fuera de la medición, es decir, no contar.
    Deliciosa reflexión que da solución a la eterna pregunta ¿somos alguien o no somos nadie? La respuesta "por exceso o por defecto". Eso quién lo sabe. Tal vez ni la pregunta.
    Un fraternal abrazo.

    ResponderEliminar

Bate palmas!