A menudo aparece algún tipo de
encuesta que sin ser científica clarifica cuestiones que suelen ser motivo de
tertulia en los bares.
En una de ellas se preguntaba a
individuos de cualquier condición social
qué denominación de Origen de vinos españoles conocía y la de O Ribeiro
saltaba siempre detrás de La Rioja. Efectivamente, O Ribeiro a pesar de ser de
las denominaciones de Origen más antiguas y piedra angular de muchas de ellas,
es relativamente reciente. No así sus vinos que datan de más de mil años de
antigüedad. Los vinos de Ribadavia
fueron de los primeros en exportarse a América y a Inglaterra, hasta que los
ingleses, tipos blandos, se declinaron por los dulces Oportos.
En Simancas constan las pruebas
de lo que digo. En el juicio de Bobadilla, cuyos legajos se descubrieron
recientemente y que se guardan en aquella población Salmantina, se relatan los
sinsabores que Cristóbal Colón padeció a cuenta de las “pesquisas” del juez
pesquisidor D. Francisco de Bobadilla, a quien los Reyes Católicos habían
enviado alarmados por las noticias que llegaban del Nuevo Mundo y que referían
injusticias, mala administración y
abusos múltiples de parte del Descubridor de las Américas, tanto con los
aborígenes como con los propios cristianos. Dicho juicio recoge el testimonio
de 22 testigos que relataron ejecuciones, persecuciones, violaciones,
vejaciones y desobediencias varias a las leyes y a los Reyes que las habían
promulgado, pero sin duda fue el testimonio de un marinero, que había viajado con Cristóbal Colón el que cambió el rumbo del juicio en contra del
Almirante al declarar; “..Estando enfermo el obispo, pidió una
arroba o dos de vino porque la ración que le davan era poco para su dolencia, e
no ge lo quisieron dar, e lo vio morir e derramar el dicho vino.”(Juicio de
Bobadilla, folios XVIII y XIX.)
Sospecho, aunque no me atrevo a
confirmarlo, que fue este testimonio el que hizo que Cristóbal Colón hubiese de
viajar, con grilletes, a España ocupando el mencionado Francisco de Bobadilla,
hombre sencillo y recto de carácter según cuentan testigos presenciales, el
virreynado de aquellas tierras.
Y es que se demuestra que es reo
de pena mayor quien niegue vino a un cristiano. Y si es Obispo con mayor
motivo.
Orense a tantos de tantos.
Sé que este comentario me va a traer múltiples desgracias, pero lo haré en forma de chiste, para que parezca inocente desliz...
ResponderEliminarCuentan que están en un congreso de denominaciones de origen el de la Rioja, el de Ribera, el de Somontano y el de Priorato (Dejaremos de lado al de Ribeiro en atención al propietario y administrador de este blog)
En un descanso, se van a la cafeteria y se sientan en una mesa. Al llegar el camarero, el de Ribera pide un Riberita, el aragonés un Somontano, el Catalán un Priorato. El Riojano pide una Mahou.
Al volverse todos a mirarle, el Riojano solo dice...
"Si vosotros no pedís vino, yo tampoco"...
Formigal a tantos de tantos....
;-)
Ya veo que eres de los que opinan que hay dos tipos de vinos; el de Rioja y el otro. Hay de todo en Rioja, como en todas partes. Así como en Bilbao de cuando en cuando se afeitan con espuma..
ResponderEliminarDisfruta de la montaña!
Hay muchos tipos de vino....y tambien en Rioja...
EliminarPero con la tontería de hoy en día, me salen vinos de autor de debajo de las piedras...y eso tampoco...
Educar el paladar o la mirada permite disfrutar del placer en todas sus formas gastronómicas, que son muchas. Tengo la suerte de haberme criado antes de esta era de vacía corrección que nos distrae y doy gracias a los dioses por ello ya que pude conocer las bondades medicinales de los licores antes de tener conciencia de sus peligros.
ResponderEliminarInteresante referencia histórica y magnífico chiste.
Sugiero la posible conveniencia de remitir alguna arroba al cónclave, ahora que tanto lo necesitan. Para aliviar la sed y dirigir la cordura por los caminos del Señor.
Saludos.
Dudo, FJavier, que por muy bueno que el vino sea imponga cordura en donde tan sólo parece haber infantilismo, soledad y deseos de poder. Que eso es lo que trasluce todo aquel aquelarre.
EliminarTe acompaño en la idea de superficialidad que nos invade. Creo conveniente volver "a los principios" o se nos diluirá la vida en bromas e inconsistencias..
Los vinos de la Bética... comercializados por todo el mundo conocido desde hace más de tres mil años... tampoco se han negado ni a cristianos ni a paganos...ni a mahometanos, que tanto gozaron con el fermento de las viñas cordobesas. Y siendo las américas tierras de refugio de tantos andaluces por aquella época, dudo que faltara un sólo galón de ese brebaje que echarse al gaznate.
ResponderEliminarOtra cosa es que el Obispo, dado a todos los vicios terrenales..como buen cristiano, no pudiera soportar la rudeza inhóspita de aquellos colonos americanos... estando acostumbrado a las delicias de los tiernos monaguillos de la Católica Patria... y no encontrara ya consuelo a su melancolía ni en un mar de amontillado!!
Saludos... bota en ristre!!
;)
Tienes razón, Atila, seguramente no faltaría un buen fino de Montilla.
EliminarEl Obispo jamás haría un feo a un buen oloroso, encadenado a un trozo de jamón. Seguramente el soldado que prestó testimonio no alcanzó a ver la diferencia entre los dos vinos, encerrados en copas doradas.
De todos modos, si los vinos fuesen de la Bética, una arroba sería suficiente. El Obispo no lo consideró así, ergo me temo que pertenecían a clima atlántico, suaves y ligeros. Y por otra parte así lo confirman los papeles de Simancas. "heran vinos de las tierras de la gallaecia interior..."
Aparte de entretenerme me quita lo burrita....Que tenga un excelente
ResponderEliminarjueves....Salud!!!!
Besos
Salud también para usted, Sra Ballesteros. Y que disfrute de buena semana..
EliminarEl ribeiro esta bendecido por el amable aliento del Miño, tiene por eso aroma de cielo, cuerpo de río y alma de mar.
ResponderEliminarOcurre que es tímido en el comercio de las bocas. Y como las manos de aquellos que lo miman no sabe ver sin tocar. Contesta siempre con una pregunta y no hay forma de saber si sube o si baja.
Es vino podía ser un paisano, un amigo…
Hermosa historia.
Recibe un fraternal abrazo.
Si este blog fuese leído por gentes de la cultura del vino, harían rápidamente suyo el poema que le regalas grabándolo a oro en la botella: "aroma de cielo,cuerpo de río y alma de mar."
ResponderEliminarAsí se forjan algunas leyendas, con la palabra. El gran Emilio Rojo, santón del Ribeiro, repite a quien quiere oírle que sus vinos no son mejores, son distintos. Esa es toda su poesía. Y triunfa.
Un placer que andes por aquí.