domingo, 22 de enero de 2012

Garzón juzgado.



Habíamos quedado que la justicia es igual para todos. También igual de lenta para todos. Pero incluso en esto hay clases: para unos más lenta que para otros.

Y le llegó la hora a Garzón.

Está siendo juzgado un juez; nada que objetar si todos somos iguales ante la ley. Entiendo y aplaudo la decisión de que la justicia se pare a pensar si los jueces inclumplen las leyes. Se acusa a Garzón de adoptar decisiones injustas a sabiendas de que lo son. He hablado con alguna gente de leyes sobre el asunto y unos opinan que pasó la línea roja, otros que anduvo al borde y algunos que se acercó pero siendo él juez, quien mejor que un juez para decidir sobre un asunto duduso.

En mi modesta opinión, de los tres asuntos que el juez tiene pendientes, es éste el más complicado porque el juzgador ha de entrar a discernir no sólo en la injusticia de la resolución, sino en el pensamiento íntimo del juez para conocer que Garzón sabía de lo injusta de su decisión. Pura subjetividad. Peligro, peligro.

Se juzga, en pocas palabras, si Garzón cometió un delito de los llamados “infracción del deber”, de aquellos que lesionan la confianza de los ciudadanos en la justicia. (S.G.D)

“ Según jurisprudencia del propio Tribunal Supremo (sentencias de 1996 y 1998), para decidir si existió prevaricación es necesario que la ilegalidad sea tan evidente que revele "por sí" la injusticia, el abuso, con el plus de la antijuricidad, por supuesto. Es decir, que exista una "absoluta notoriedad de la injusticia", "que se vea clara y patente, que no permita duda alguna al respecto". Más aún, dice la sentencia de 1996, que "sea tan patente y grosera que pueda ser observada por cualquiera". (S.G.D).

Una vez que nadie de fuera me ha aclarado demasiado, acudí al letrado de casa, de quien me fío plenamente; me dice que va a tener razón Garzón. Pero al día siguiente después de leer un par de horas, me dice que puede que no la tenga.

No parece que la conducta de Garzón suponga una lesión en la confianza de los ciudadanos en la justicia, y a la vista de las ratificaciones de las escuchas por la fiscalía y por el Juez Pedreira, tampoco parece que la injusticia se vea “clara y patente, que no permita duda alguna al respecto”. Mi letrado de confianza tampoco está muy seguro, por tanto, muy clara la injusticia no parece.
He dicho que comprendo perfectamente que Garzón no sea en sí mismo la Justicia y que ésta determine con luz y taquígrafos si el juez sigue mereciendo la confianza de los ciudadanos y sobre todo del Poder judicial. No entiendo en cambio, a quienes se frotan las mano deseando que sea  culpable y que quienes fueron escuchados son unos pobres maltratados que a causa de la posible infracción del juez sobrellevarán de por vida un shock que les impedirá trasegar el dinero de nuestras arcas a Paraísos fiscales.

Lo he dicho y quiero repetirlo: a Garzón, la ley, pero nada más que la ley.

Orense a tantos de tantos.

17 comentarios:

  1. Un juicio político a un juez político en un país de bandoleros políticos...y la justicia, como puta por rastrojo.

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  2. Ya se, ya se que hay derechos inalienables. Lo unico que deseo, como en el caso de los controladores, es que no se hallan alienado esos derechos.
    No vale cualquier cosa en la lucha contra la delincuencia; pero leches, a veces uno se cansa de que los de siempre se rian de nosotros.

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  3. La jurisprudencia que ilustra tu entrada da una idea exacta del grado de corporativismo que puebla esa togada fauna, de manga ancha, que se llama, especialmente para ellos.
    A la vista de esa redacción quién es el cualquiera que se atreve a opinar a favor o en contra. No se ve, no es sencillo ver, y como es así y por aquello de no injuriar ni calumniar que seguro que es más sencillo de ver y probar, digo, que se haga justicia y no circo.
    Respecto a Garzón tengo una duda, si Franco levantara la cabeza ¿sería capaz de sentar en el banquillo, pongo por caso, a Zapatero? En lo imposible de la ironía se resolvería a mi juicio el enigma sobre la voluntad que de verdad lo anima.
    Es un hombre al que le tuve mucha fe, y ha sido escribirlo y caer en la cuenta de que por esa misma razón puede ser que haya sido más visceral que justo en sus resoluciones.
    En fin, justicia para él.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  4. Revolucionario Atila, todo juicio es sólo apariencia y algo de teatro. Algunas sentencias apuntalan esta precipitada opinión mía. Y es que cuando cinco leguleyos sentencian, siempre nos queda la duda de qué sentenciarian cinco leguleyos diferentes.
    Venga hombre, salte Ud del sillón y enerve a las multitudes de vandaluces.

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  5. Estimado José A. Mejor ni pensar qué podría o no hacer nadie con Zapapero. Bastante hemos tenido con su abuelo. También a mi me suscita dudas el hecho de valorar el imparable ascenso del juez a los altares ( o a la pira) del estrellato. Fue suyo todo el mérito o se vio aupado por esa cohorte de aduladores que siempre surgen a la sombra de un meritorio? Cuando falte Garzón no nos intentaremos otra estrella a la que
    observar? Hace poco, creo que lo intentaron con el juez Ruz.
    salió rana en su investigación. Opino que los medios de comunicación se arrojan jueces los unos contra los otros en tanto sirva a sus intereses.

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  6. Se cerró la sesión o algo parecido y me dejó en mi. tad de la perorata. Que nada, más allá de las intenciones del ególatra juez suelo alinearme con el más desprotegido, aunque no parezca que Garzón se encuentre en esa tesitura.
    Para que lo entiendas, y aunque no seas hombre de fútbol lo entenderás, cuando todos adoraban al dios Raúl, a mi me parecía un jugador vulgar; cuando todos despotricando de Guti a mi, en su indolencia, me parecía sublime.
    Así que quiero pensar que no todo en Garzón es petulancia y que en su interior alberga un insaciable amante de la justicia.
    Como Fraga amaba a España, a Galicia y a Perbes.

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  7. Vamos a ver, Don Cesar.

    Lo veo a Vd. preocupado por ese Garzón, que si culpable, que si inocente, o lo que sea. Mire Vd., eso de que todos somos iguales ante la Ley, ya no hay quien se lo crea. Yo, pongamos por caso, tengo un pleito y, si tuviese dinero en cantidades industriales, me cojo un buen abogado, y gano el juicio.

    Si, tal como estoy ahora, que no tengo ni un Euro, me agarra la Justicia por lo que sea, como no puedo pagar un buen abogado, me tendré que defender a mí mismo, e indefectiblemente perderé el juicio.

    ¡Coño! Que ya me pasó una vez: un tipejo me atropelló con una motocicleta y me destrozó una oreja, que luego fue recompuesta por los hábiles médicos de la Seguridad Social. Hubo juicio para eso de las indemnizaciones. Yo era muy joven y aún creía en algunas cosas. El caso era evidente… Y no me procuré ningún abogado.

    ¿Sabe Vd. lo que sentenció el Juez? Pues eso: que el cabrón que me destrozó la oreja no era culpable.

    A mí, la verdad, lo de Garzón me importa un comino: es un individuo que no me ha hecho ningún bien… ni ningún mal. Que le apliquen la Ley como a cualquier hijo de vecino.

    Le envío, Don César, como siempre, un abrazo vinero.

    Antonio

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  8. Veo que los aquí presentes son más letrados e instruidos en el tema así que me limito a escuchar y aprender de vuestras palabras

    Un saludo caballeros

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  9. D. Antonio...¿Y no sería que fue usted el que atropelló al de la moto y en buena ley tendría que pagar los gastos de reparación? Mírelo por el lado bueno, no tuvo que pagar nada!!
    Yo también le contaré la mía; hace años atropellé a un caballo en mitad de la carretera. Por milímetros su pata, que atravesó la chapa, no se me incrusta en el cráneo. Juicio. Insolvente. Bueno, quería que le pagase yo el caballo, porque alegaba que excedía la velocidad.
    Quedó así la cosa hasta que pasados diez años, a punto de prescribir recibo una llamada en casa. Contesto. Era un amigo de la infancia, secretario del juzgado, que había visto mi expediente y quería solucionarlo. Me proponía que él embargaría los cabritos del dueño del caballo si yo tenía espacio para guardarlos. No acepté la solución, lógicamente, pero la justicia se movió....a golpes de amiguismo.
    Que nada hombre de dios, tengamos fe, que hablando de la justicia es una expresión correcta ya que es creer en lo que no vemos.

    Saludos.

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  10. 40añera, señora. Nadie saba nada de nada, descuide. Encendemos velas a sabiendas de que arderán en vano. Pero en algo hay que pasar el tiempo.
    Disfrute de la vida y cuidese mucho!

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  11. Don Cesar,

    Como dicen que mal de muchos, consuelo de tontos, yo ya me siento solidario con la historia del caballo. No obstante, creo que Vd. perdió el Juicio, porque lo hizo mal. Vd. embistió contra el dueño del caballo, cuando lo que tenía que haber hecho es embestir contra el caballo post mortem, todo eso judicialmente.

    A Vd. le ha pasado como al Messi ese del Barça, que no tuvo mejor idea que agredir al jugador del Real Madrid, Pepe, pegándole un manotazo en las clavos de su bota… y luego pasa lo que pasa.

    Además, Vd. lo hizo mal: si Vd. le hubiera llevado al Juez unas cuantas botellas de buen tinto, al estilo de los trajes de Mierda del Valenciano ese, Vd. habría ganado el Juicio, pero claro… Vd. quería ganar el Juicio gratis et amore [Traducido: por la cara], y eso ya es imposible.

    De todas formas, menos mal que Vd. no atropelló una vasca, porque, si atropella una vaca, nos quedamos sin leche.

    Le envío un abrazo vinero, juicioso, hípico, y vacuno.

    Antonio

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  12. Ave César!!

    Ahhh...si Usted supiera!!. Pues no tuve otra ocurrencia que darle a leer a una compañera de trabajo esa vandálica entrada del panfleto-blog. Reacción: "Joé...ésto lo ha escrito uno de derechas!!; no me extraña que todo acabe en guerras...con gente así!!...aunque...". A lo que respondo:"Ea, parece que algo de razón tiene, no?". Y la otra:"ufff...pues sí!!". Y empecé a descojonarme, confesándole finalmente que era mio!!. Y la compi es muuu de derechas (a pesar de lo confuso de su primera reacción). Imagine que suelto eso en la asamblea!!...¡¡y yo quiero llegar a cobrar aunque sea un mes de jubilación...p'a fastidiar!!

    Ya que estamos, confesaré que...yo también atropellé, hace eones, a un agüelico!!. El menda salía del bar y en mitad de un atasco se cruzó, invisible, por entre dos coches....leeeeejos del paso de peatones. Y adelantando atasco que iba yo con mi moto ¡¡por la izquierda!!. Resultado; fémur roto y Atila totalmente inocente, naturalmente. Los peatones, incluido D. Antonio, deberían hacer un examen de circulación también!!, carallu!!...qué susto coño!!

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  13. Amigo Don Atila el Huno,

    Veo que es Vd. un defensor de las causas confusas, porque no acabo de entender lo que explica, cuando dice:

    Pues no tuve otra ocurrencia que darle a leer a una compañera de trabajo esa vandálica entrada del panfleto-blog.

    La verdad, no me aclaro, porque no sé a qué texto se refiere, si a sus comentarios, o al propio texto de la “Entrada” de Don Cesar.

    De todas formas, me gusta su forma de escribir, aunque, como le he dicho, no me aclaro con ese revoltijo de ideas. Ya no sé si Vd. está a favor o en contra de Garzón. Es que ya no sé ni siquiera de qué lado estoy yo. Como dicen en mi pueblo, me hago la picha un lío.

    En cuanto a lo de los atropellos, tendrá Vd. que convenir conmigo en que Vd. nos supera a Don Cesar y a mí, por supuesto, en sus intentos homicidas, o mejor dicho, suicidas. Vamos a ver: yo, lo admito, atropellé a una motocicleta, incluido el conductor; Don Cesar embistió contra un caballo, incluido el jinete…, pero es que Vd., Don Atila el Huno, fue embestido, Vd. y su motocicleta, por un abuelete, que salía del Bar correspondiente. Es que Vd., ¡leches!, en su intento suicida, se lanzó contra el abuelete.

    ¡Es que no hay Derecho! ¡Esto es un país sin Ley!

    Gracias por aconsejarme que vaya a unos cursos de actualización de peatones: la verdad es que son necesarios, porque, tal como está el tráfico, los peatones lo tenemos difícil para circular por Barcelona.

    Le envío un gran abrazo, y aplaudo su sentido del humor.

    Antonio

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    1. D. Antonio!!, Saludos!!

      Me refería a mi última entrada en mi blog!!. Allá D. César osó llamarme revolucionario y aquí, como habrá podido comprobar...¡¡también!!
      ;)
      No puedo dejar que me incite a sublevar a las masas de vandaluces...quiero llegar a viejo y morir de un infarto...y no por una japuana propinada por los camaradas de la Asamblea del PCE!!...o atropellado!! (si lee esa entrada lo comprenderá, seguro!!)
      ;)
      El atropello fue inevitable gracias a la actitud desaprensiva del peatón; cruzar por entre dos coches te hace invisible, si encima el día es lluvioso y gris, la cosa se agrava; el buen hombre llevaba un gabán gris, del mismo color del asfalto y del día...y yo estaba contento...iba a celebrar los ochos sobresalientes que había sacao en diciembre!!! carallu!!; circulaba tan lento y tan prudente que tras la colisión no caí de la moto (en contra de la mayor parte de las leyes de la Cinética...no de la Cinegética!!
      ;))
      Yo soy bueno!!...muuu bueno...sólo suicidaría...uhmmm...a algún que otro banquero...pero eso no sería una pérdida para nadie...ejem...

      Un abrazo!!

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  14. Menuda semanita (después del Fallo -y fallo- de Camps) para hablar de justicia en España, chaval.

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  15. Muchas gracias, Don Atila el Huno, por aclararme la lidia que se llevan Vds. dos, Don Cesar y Vd. mismo: es como la Roma Imperial luchando contra los Hunos, El Gran Julio César, el Divino Julio, contra el indomable Atila. La verdad, no sé en qué bando situarme, porque Vds. dos me caen bien. Encima, Vd., Don Atila, es andaluz, como yo, y Don Cesar es gallego, y los gallegos me caen muy bien. ¡Coño! Que estoy metido en un lío. Yo, como Pilatos, me lavo las manos, o me atengo a lo que hizo Salomón, que dicen que era un Sabio.

    En todas las circunstancias, Don Atila, yo me apunto este Blog suyo, para seguirlo con asiduidad.

    Un abrazo para ambos, Don Cesar, y Don Atila [Entiéndase: uno para cada uno, no el mismo para los dos].

    Antonio

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  16. Cuando el médico te explica, como para que entiendas, en qué situación se encuentra el paciente, automáticamente te surgen preguntas como: ¿Pero sigue vivo o no? ¿Cuánto le queda de vida? ¿Es grave? La respuesta, incluso no siendo lo clara que uno querría, deja ya poco margen para continuar con el intento por entender pues médico e interlocutor se sitúan por definición en ámbitos témporo-espaciales tan distantes como incompatibles. Igual estupefacción que me provoca la consabida minuta, por cuanto que uno nunca sabe muy bien en qué concepto paga ni a qué se atribuye tan desorbitada cantidad.

    De la justicia no voy a hablar porque, al margen de la gigantesca documentación que sustenta su existencia, yo nunca la he visto. A pesar de ir a buscarla en innumerables ocasiones y de hacerlo en vagones de primera.

    Es lo que tiene este magnífico laberinto que llamamos desarrollo y modernidad, que al final no se sabe muy bien quien es el cadáver, porqué ni donde falleció, ni si antes de hacerlo delinquió manifiestamente. Y ya uno no se atreve a hacer más preguntas, no vaya a ser que, además, te echen al muerto encima.

    Saludos.

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