martes, 20 de octubre de 2009

Corazón, corazón.

El ser gallego no es garantía de discrección. Debería serlo, ya que presumimos de humildes, de sencillos, de gente trabajadora y subyugada desde tiempos inmemoriales. Pero con tipos como éste a que voy a referirme, nuestra fama tardará en recuperarse. Bien es cierto que su trabajo no le ayuda en nada, sus patrones alientan la indiscrección cuando no la apoyan abiertamente y la financian; me estoy referiendo a las cadenas de televisión que le pagan a D. Jesús Mariñas por ser indiscreto. Contra ellas descargaré mi ira, aunque bien poco les va a importar...ahí me las den todas, dirán. De cualquier modo despotricaré que es mi derecho al pataleo. ¿Cómo es posible que después de la terrible indiscrección cometida por dicho periodista, desvelando sus aventuras sexuales con otra persona, faltando a la más mínima ética, tanto profesional como personal la pregunta que se les ocurra (la he visto ayer tarde mientra tomaba café, me suben la tensión esos programas) poner en pantalla para que los televidentes participen sea....¿quién de los dos miente? Por el amor de Dios, no sería mejor la siguiente pregunta...¿Jesús Mariñas es un charlatán de barrio o por el contrario es un individuo de poco fiar que te la mete por detrás en cuanto te descuidas?
Dicho todo ello desde cualquier punto de vista, ya sea  ético o sexual.


Orense a tantos de tantos.

    Entre la gente gallega, siempre puede haber alguna castaña.

1 comentario:

  1. No veo esos programas, en el trabajo, en cuanto puedo, les pongo un documental.

    ¡Anímate, en todas las casas cuecen habas y en la mía a calderadas!

    Muxu bat!
    Ram

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