El diccionario de la RAE, define
el plagio como la copia que una persona hace de un trabajo de otro
presentándolo como suyo. A mi juicio esta definición no abarca todas las
posibilidades que se pueden contemplar en el plagio. No es tanto que copies el
trabajo de otro como que te apropies de lo más íntimo que pueda tener una
persona, su pensamiento, su manera de articular palabras, su manera de expresar
ideas por cualquier medio que el arte admita. Considero por tanto que el plagio
es una violación de la persona plagiada.
Es también la constatación de la
superioridad del otro, del plagiado; la confesión clara y rotunda de la más
absoluta admiración al hacer tuyo su pensamiento y la manera de exponerlo.
El plagio, aunque no lo parezca,
es algo más habitual de lo que consideramos. Es inevitable, puesto que
aprendemos de otros e imitamos sus acciones. Y al repetirlas, podemos
estar incurriendo en plagio. Cuándo le
dices a tu chica, me gusta cuando callas ¿ estás plagiando? Incluso podrías
estar plagiando cuando le dices que te gusta cuando habla, por que está
presente.
Suele ir el plagio, para que sea
tal, acompañado de un beneficio para quien lo practica. Beneficio material o
inmaterial. Puede reportar beneficios palpables y medibles o simplemente puede
reforzar tu posición en la sociedad. Se plagia para conseguir algo de aquello;
de ahí que confiese que he plagiado. He fusilado de la a a la zeta, una frase
de un escritor, consiguiendo con ello beneficio: dos botellas de vino. He prometido compensarle repartiendo el premio. El físico, ya que el moral, la
subida de autoestima, no sé si podré compartirla. Se lo he comentado y con su habitual bonhomía
me ha contestado que si conseguía algún premio, era exclusivamente mérito mío,
no suyo.
Mi plagio ha sido leve, porque
leve ha sido el beneficio; si leían mi blog cinco amigos, ninguno más se ha
añadido y quien lo ha hecho no ha venido atraído por mis méritos sino por el
ordinario circular de la noria bloguera. A pesar de ello, quiero confesar para
aligerar mi conciencia. Admito no obstante, que había quedado prácticamente
olvidado el episodio, hasta que ha sido desenterrado por un hecho que recientemente he
descubierto; hurgando en este tablón de anuncios que es internet encontré algo
que ha hecho que mi pecado sea una leve mancha de agua, comparado con la estela
del Prestige de esta Licenciada, que ha plagiado todo un artículo, de la a a la
Zeta, pasando por la ye precisamente al mismo escritor al que yo había plagiado
una frase. A José Alfonso Romero P. Seguín.http://josearomeropseguin.blogspot.com.es/
Entre plagiadores no deberíamos
pisarnos el boli, pero no puedo por menos que dejaros el enlace, no tanto como
escarnio, sino como homenaje de desagravio al autor, que bien merecería figurar
en la página par o impar de cualquier revista de cualquier editorial de
cualquier lugar del mundo.
En Orense a tantos de tantos.
Un mero corta y pega, no me fastidies...
ResponderEliminarPues sí que nos ponemos estupendos con bobadas
;-)
Amigo Don Cesar,
ResponderEliminarEs increíble la capacidad que tienen algunos de apropiarse de lo ajeno, y maravilloso el olfato que tiene Vd. para mostrarnos a las claras el fraude cometido. Uno no se espera esto de quienes imparten sus clases en la Universidad, pero resulta que es así. Yo ya estaba acostumbrado a ver plagios parciales en libros que consideraba serios, pero también he descubierto que, si uno se molesta en cotejar ediciones francesas con ediciones catalanas o castellanas de los textos clásicos, se encuentra uno con más de una sorpresa.
Y es que cada vez somos menos numerosos los que somos honrados. Pasa como con los Políticos y el Arte de llenarse los bolsillos con la Hacienda Pública. A veces tengo la sensación de que en España los que no robamos es porque no hemos tenido la oportunidad de hacerlo.
Pasa como con las mujeres: Si todas las que lo desean lo fueran, la cantidad de p… sería mucho mayor. Lo que pasa es que, tal como están las cosas ahora, la demanda es cada vez menor.
Le envío un abrazo vinero, amigo mío.
Antonio
Estimado Cesar, soy, al menos trato de serlo, hombre sencillo, pudoroso, consciente en medida y en medida inconsciente, un “jodido” lío como bien sabes. Sí soy, ciertamente, sensible, acaso sensiblero, y es en ese punto donde encuentro difícil encuadrar tu entrada, la observo, además de excesivamente elogiosa y como tal inmerecida respecto a mi persona, tan brillante y vibrante en la exposición que haces que no se que me produce más vergüenza si aparecer en ella como digno de ser tenido en cuenta, porque eso es lo que tú haces y has hecho siempre con lo que escribo, o hacerlo y saberme incapaz de acometer tan difícil empresa con esa elegancia, frescura e ironía con que tú lo haces.
ResponderEliminarNo nos plagiamos amigo, tú no necesitas de esas florituras, compartimos que es muy distinto. Y si algún día nace de nuestras manos la belleza o existe atisbo de razón en aquello que decimos quiénes somos para obligar a los demás a que la ignoren, quiénes para prohibirles que no la usen, acaso nació para otro fin, acaso tiene otro. Que sería de mí si tal crueldad fuese decretada.
Del artículo y la licenciada en cuestión ya sabía, no he tenido el gusto, eso sí, de hablar con ella, no para reprocharle nada, nada tengo que recriminarle, el fondo de la cuestión es otro, que no nos tomen el pelo. Y si ella lo hallo cabal que decirle, que hubiese estampado mi firma, créeme y tú lo sabes que eso no era lo sustancial, digamos que era lo insustancial.
Es otoño, se desnudan los árboles, entristecen las almas y anda uno sobrado de penas y falto de consuelo, por eso no solo te admito la entrada sino que te la agradezco infinitamente y la coloco en lo más florido de mi ánimo no en favor del orgullo sino de eso que tanta falta me hace: consuelo.
Amigo mío es un placer leerte, que decir de contar con tu cariño, me siento profundamente confortado y emocionado.
Recibe un fraternal abrazo.
Ave César!!
ResponderEliminarReCristo...quién no desearía poder escribir ese pedazo de entrada de D. José Alfonso!!, carallu!!...esa o cualquier otra!!. Me imagino a la moza cabreada con el Universo por no disponer del suficiente sustrato gris donde plantar inteligencia. Es que da rabia...joé!!.
Saludos!!
A donde vamos a llegar? usted sabe que se pude plagiar pero tarde o temprano se descubre, quien no tiene inspiración para escribir lo suyo debería de buscar cual don tiene en lugar de estar copiando...
ResponderEliminarLe dejo besos
mira que la peña es puñetera, don Cesar,su confesión en cambio es de las que más honran aún a un hombre honrado. Sirva también su precioso texto de motivo para felicitar a Jose Alfonso Romero P Seguín tan excelso escritor demostrado como la buena persona que en él se adivina.
ResponderEliminarAbrazos fuertes para todos, blogueros,of course
y por cierto qué bien escribe usted, gran Cesar,no me extraña que gane premios y todo, en serio, me encantó.
ResponderEliminarPorque no vivo en Orense, sino plagiaría tu frase de despedida que me encanta.
ResponderEliminarPor temporadas me encuentro algo ajetreado. Cuando me desocupe, prometo cumplida respuesta.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios que enriquecen enormemente mis humildes escritos.
Que tenga una excelente semana....Besos
ResponderEliminarAmigo Don Cesar,
ResponderEliminarRequiescat in pace
su madre. Es Vd. un buen hijo. Disponga del texto de mi Blog libremente, y mañana, cuando piense Vd. en ella, recuerde que yo también derramaré una lágrima por ella.
Le envío un gran abrazo fraternal hoy en lugar de vinero.
Antonio
No si no se le puede dejar solo, un tiempito sin venir a verlo y me sale con una confesión de plagio, pero si su pluma tiene vida propia caballero...
ResponderEliminarle dejo saludos, tengo tanto trabajo que me cuesta andar por aquí, por eso mis ausencias...
ResponderEliminarBuen inicio de semna
ResponderEliminarBesos