A la vista del conflicto Gobierno-Controladores, no tengo yo la suerte de acordarme de unos versos de Lorca, como le sucece a mi amigo Jose Alfonso Romero P. Seguin. http://josearomeropseguin.blogspot.com/2010/12/mal-de-ojo.html
Yo pienso en dos combatientes de sumo que desde el año 1977 en que se desmilitarizó el servicio pasando a la juriscicción civil, se tienen agarrados de las partes más sensibles, apretándoselas mutuamente. Mirándose con ojos vidriosos por el dolor se susurran: “No nos hagamos daño”. Si uno afloja, aflojará el otro. Si uno aprieta, apretará el otro.
Los espectadores, leales con las reglas del deporte, observan atónitos los escupitajos e insultos que a regularmente se regalan ambos luchadores; muy a menudo van a parar al rostro de los espectadores de primera fila que se irritan pero enseguida se distraen con la rubia de al lado y con el fragor de la pelea. El gobierno de cuando en cuando pide un descanso para negociar y afloja la mano, sintiendo en sus partes pudendas la mano de su adversario que no la retira. No hay acuerdo y de nuevo las manos prenden aquellos atributos masculinos aprentando más a cada momento que pasa. El sumo controlador inspira con fuerza, carraspea y lanza un gran escupitajo mientras aprieta con más fuerza los huevos que tiene en la mano. El escupitajo es tan potente que salpica a toda la primera fila que se levanta y amenaza con gestos iracundos al pequeño monstruo, lo que aprovecha su rival para voltearlo con una burda llave. Ipon.
El público, en caliente, lo agradece y aplaude enfervorizado la maniobra.
A falta de lo que estime el árbitro, el sumo-controlador permanece tendido fuera del círculo de la batalla.
Orense a tantos de tantos, alarmado.
lunes, 6 de diciembre de 2010
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Este gobierno en su incapacidad cada vez parece más a las izquierdas dictatoriales y militares, miedo me da cuando no sea sóo el escupitajo el que nos salpique sino la mala baba y el sudor
ResponderEliminarSaludos caballero
Me uno al comentario de 40añera,dios no quiera que nos salpique las malas babas...¡¡¡que asco!!!
ResponderEliminarAlarmado y con la sensación de ser público por siempre tiene uno, la verdad.
ResponderEliminarEs posible, siguiendo su ejemplo, don César, que el sumo-gobierno tenga comprado al árbitro o que, llegado el momento, se saque de la manga un nuevo reglamento que impida al sumo-controlador seguir en el bis a bis de la pelea.
ResponderEliminarDespués, hará callar al público que abuchee y culpabilizará de todo ello al entrenador del oponente argumentando su mayor interés en el dinero de la bolsa que en el espíritu deportivo.
En cualquier caso, amigo, conseguiremos que no cuenten con nosotros para las próximas olimpiadas de sumo.
Siempre usted derrochando simpatía.
Saludos.
Difíciles reglas... y la gente muyyy caldeada sí... aishhh...
ResponderEliminarBesos abisales
Magistral visión sobre el conflicto, como tantas otras, a través de la que vas guiando por la culpa que sin duda todos tenemos, aunque sea sólo la de entretenernos, la de perderlos de vista, con cualquier disculpa, la de “la rubia de al lado” se me antoja genial. Para retomarnos luego iracundos cuando el escupitajo de sus disputas nos salpica. Momento en el que uno de ellos, cualquier, qué más da, aprovecha para hacer mangas y capirotes con nuestros derechos.
ResponderEliminarEn fin, amigo, una delicia digna de ti.
Mil gracias por mencionarme y por estar ahí.
Recibe un fraternal abrazo.
Magistral entrada.Un placer haberme pasado por aqui y leerte.
ResponderEliminarOs agradezco vuestros comentarios, indispensables para no desmoralizarse. Saber que a alguien le interesan nuestras elucubraciones-a veces sin sentido- da sentido a los cuadernos.
ResponderEliminarFeliz fin de semana César. Y que las musas no te abandonen nunca, en beneficio de los que disfrutamos con tu fina ironía. Un abrazo.
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