martes, 28 de junio de 2016

El hombre es un Brexit para el hombre.



                                                   

  
  •    Esta nadería que escribe, no tiene conocimientos suficientes, ni filosóficos ni históricos, para discernir si Cataluña tiene derechos suficientes para independizarse tomando las de Villadiego con armas y bagajes. Pero cada vez más a menudo sospecha que los catalanes se están inventando razones para distanciarse de sus hermanos, o primos, del Estado español. Están cayendo en una especie de trance en donde cualquier idea encaminada a odiar a España, prende con fuerza como prende la treixadura en la tierra del Ribeiro. Lo último que he oído en varios de ellos, que aún conservo como amigos, es que quieren fugarse de España porque aquí somos unos desalmados que votamos a corruptos. Y no diría yo que no, pero antes de decirlo quiero hacerles ver a mis amigos catalanes algo de lo que tal vez, debido a su inconmesurable amor por Cataluña, no se han percatado.
  • Comienzo: Convengamos como referencia, con permiso de jueces y fiscales, que el PP es un partido corrupto; sin duda tendremos que convenir que CDC también lo es, por idénticos motivos. 
  • En España hay un censo de votantes de 36.518.100 personas, entre residentes y no residentes. 
  • En Cataluña hay un censo de votantes de 5.555.199 personas, entre residentes y no residentes
  • En el "territorio Nacional" han votado al PP 7.906.185 personas, lo que significa el 21,6% del total del censo con capacidad de votar. 
  • En Cataluña, han votado al PP 462.637 personas y al CDC 481.839 personas lo que sumado significa el 17% del total del censo con capacidad de votar. 
De lo cual se infiere que el 17% de la población catalana con capacidad de votar ha votado a partidos corruptos, frente al 21,6% de la "población nacional" que también lo ha hecho. 
Una diferencia poco sensible como para  pregonar que somos tan diferentes. 
Salvo que se pueda demostrar que quien vota al PP en Cataluña no es catalán, y quien vota a CDC sea emigrante subsahariano.
Uno, en su nadería, no acierta a comprender como los catalanes, a quienes de siempre he tenido por personas cabales y de bien, se inclinan por los razonamientos empíricos de Rufián, en detrimento de los datos aportados por Borrell. Vista la calidad de ambos personajes, uno podría estar seguro de que la Independencia nunca será posible. Pero el hombre es un Brexit para el hombre, y tal como decía mi abuelo, follador incansable y viajero empedernido, vale más un gusto que mil panderos (razonamientos).
Confío en que la buena gente catalana enfríe sus sentimientos y mire con amplitud sin dejarse ofuscar por cantos de sirenas o por Don Juanes que una vez jodido, nada de lo prometido.

En Orense a tantos de tantos.






jueves, 9 de junio de 2016

Todo es relativo. Demostración.






El día que a Klauder Bastida le preguntó un periodista que por qué era el mejor, contestó con una humildad franciscana, impropia de un conquistador de su clase: eso es relativo.
Desde ese día, Klauder Bastida ha dejado de ser mi héroe. No expuso argumento alguno que nos llevase a la conclusión firme de que todo es relativo.
Ahora mis heroínas son dos psicólogas que trabajan en la misma planta en donde yo lo hago. Son jóvenes; podrían ser mis hijas. A veces coincidimos en el ascensor y en alguna ocasión, por no hablar del tiempo, he hecho algún comentario de esos que Juan Tallón calificaría de inteligente. El otro día mismo, les he preguntado cuál era su opinión profesional a cerca de las consecuencias de los bruscos cambios de temperatura en el carácter de las personas. Por no hablar del tiempo.
Sin embargo, el motivo de mi admiración hacia ellas, no radica en su juventud, ni en su aparente profesionalidad, ni en el atrevimiento a emprender que al parecer han demostrado. Mi admiración radica en que hace unos días, con una frase, una de ellas demostró, sin asomo de duda, la teoría de la relatividad. O sea, que todo es relativo.
Subíamos en el ascensor y uno, ensimismado en sus pensamientos, se olvidó de la pregunta inteligente del día. Ellas susurraban por lo bajo y no pude evitar oír de lo que hablaban.
-          Es una cuestión de sexualidad (susurrando)
-          Por defecto o por exceso…? (Susurrando también).
He ahí la frase de que os hablaba, aquella que demuestra sin asomo de duda que todo es relativo. Por exceso o por defecto…?
Porque pensemos. A los veinte años, lo natural es tener sexo siete veces a la semana, 30 días al mes, salvo los meses de 31  días y febrero, en que habrá que repetir los días 27 y 28 para no perder la media. Pero a los cuarenta y veinte, las cosas se ven de otra manera, los impulsos son más pausados y los lugares en donde practicar se reducen notablemente por causas posturales de naturaleza comprensible.
El problema surge cuando a los veinte años, coyundas como uno de 60.
Pero no es de sexo de lo que quería hablaros, sino de la teoría de la relatividad. La frase antedicha, “por exceso o por defecto…?” es la constatación definitiva de que todo es relativo, y que, tal como afirmaba mi abuelo materno, todo lo mucho es malo, y que los problemas existen, por defecto o por exceso.
Y era de esto de lo que quería hablaros. A quienes me tacháis de superfluo en la escritura, debería bastaros ese sesudo artículo, en donde se demuestra lo que se demuestra de la manera meridiana en que se demuestra, para cambiar de opinión, elevándome a la categoría de “aficionadoescritormaloperosexudo”.
En Orense a tantos de tantos.