domingo, 21 de abril de 2013

Predicar y dar trigo.






El protagonista de esta historia ya no la recuerda. Yo se la oí contar y la contrasté  a través de varias fuentes.
En los años 50 vivir no era fácil. Para comer tres veces al día había que trabajar la tierra, por lo menos durante doce horas. De sol a sol.
Con dos mil metros de tierra bien cuidada, es más difícil morir de hambre. Siembras unas patatas, cultivas coles, recoges los huevos de las gallinas y si eres un poco más trabajador, mantienes un cerdo que te proporciona lo necesario para subsistir vendiendo los jamones. Con suerte, ya sabemos lo que le pasó a la lechera.
En los años 50 había que trabajar para comer. De sol a sol. Y muchas veces no podías hacerlo tres veces al día. En los últimos cien años se recuerda al menos de cada diez uno de impresionante sequía o de heladas intempestivas o de lluvias torrenciales, que daban al traste con lo plantado. Eran los llamados en Galicia “Os anos da fame”.
En los años 50, a los pueblos de la montaña de Galicia no llegaba el panadero, ni el pescadero. No había GADIS, ni Carrefour. Todo salía de la tierra. Y había que trabajarla, de sol a sol.



El protagonista de esta historia ya no la recuerda. No recuerda que era un perfecto patriota, convencido de las bondades del régimen que defendía a capa y espada; y no recuerda el odio visceral que sentía por toda idea o asomo de comunismo.

Resulta que al protagonista de esta historia, le hicieron por unanimidad alcalde pedáneo del pueblo. Se propuso realizar unas obras necesarias, construir un cementerio y  restaurar el horno en el cual se turnaban los vecinos para elaborar el pan con el trigo propio. El poco dinero que había se acabó muy pronto y se decidió poner a la venta las tierras comunales del pueblo para recaudar y acabar aquellas obras.
El protagonista de esta historia no había leído a Marx, ni a Robert Jacques Tourgot, ni a Keynes ni a ningún otro teórico de la economía. Cuando leemos mucho, cuando oímos teorías varias podemos contaminarnos. No pensamos desde el interior, nos dejamos llevar por sentimientos, actos, aspectos.
Al protagonista de esta historia, que no había leído apenas nada, pero que era hombre responsable se le hizo la noche eterna pensando en la situación que se le presentaba; vender las tierras a un terrateniente que se enriqueciese….o repartirlas entre los convecinos para que subsistiesen. Si hacía lo  segundo ya podía olvidarse de las obras emprendidas.  E hizo lo segundo.
Cuando me lo contó, le hice ver lo acertado de su decisión, a mi juicio, y que había actuado como un auténtico comunista!  El fuego de sus ojos me hizo ver lo obsceno de mi observación. 
Presumo que si el protagonista de esta historia tuviese conocimientos de economía, estuviese moldeado a imagen y semejanza de cualquier teoría, vendería los terrenos y gastaría el dinero. Pero actuó con el corazón, ajeno a toda presión ideológica y pensando únicamente en el bienestar de sus convecinos.  En el fondo no necesitamos más que un poco de tierra para vivir y para descansar eternamente.

En Orense a tantos de tantos.

7 comentarios:

  1. Hay muchos tipos de economía.....
    Uno de ellos es el que contempla la economía de subsistencia..
    En ese tipo, las indicaciones del BCE son anecdóticas

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  2. Al fin y al cabo nomas un puño de tierra nos vamos a llevar a la tumba....Gracias por su visita...Besos lejanos

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  3. Una arrolladora vida, tecnológicamente increíble, que nos acerca a las estrellas y nos aleja del vecino. O de nosotros mismos.

    Sitúo a los poderes clase “business” en esa estela del asteroide TIC interestelar, más ocupados en salvar la galaxia que en hacer posible la supervivencia del atún rojo.

    Por ello, propongo como antídoto que cualquier dirigente político, financiero o espiritual se vea sometido, para mantenerse en el cargo, a la necesidad de sacar adelante con sus propias manos, un jardín, un huerto o un cementerio sin nichos. (Ya sé que este último no parece casar bien con los primeros, pero es que el nexo imprescindible es la tierra).

    Miremos, por lo tanto, a las manos y no a los ojos de los candidatos. En las uñas con arena está el humanismo.

    Un abrazo.

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  4. Las ideologías no dejan de ser sino decisión, la de poner en marcha una idea capaz de cambiar la realidad social, en aras, de la consecución de un ideal: político y económico capaz de facilitar la vida a los individuos y hacer más justa sus relaciones.
    Nace pues una ideología en cada acto de esa categoría moral que se realiza sin importar el lugar o quién lo realice. En ese momento ese hombre se constituyo en un ideólogo en la medida en que fue capaz de decidir a fin de cambiar la realidad. Eligió en su caso, mantenerla, por la sencilla razón de que sabía por experiencia propia que en el horno se cuece el pan que antes se siembra. Que si se vende la tierra el horno no valdría de nada.
    Hoy se apuesta por el progreso, el gasto por el gasto, porque aún no hemos tocado fondo.
    La ideología, toda ideología que se precie, y antes de ser fagocitada por la literatura política no es sino sentidos común, no por ello verdad absoluta sino absoluta inocencia.
    Un relato que en el que me reconozco y reconozco a los de mi estirpe.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  5. Preciosa historia, Don Cesar, la que nos ofrece esta vez. Queda bien demostrado con ello que la Prima de Riesgo, el Déficit, el BCE, la Merkel, la Troika, etc…, son fantasmas que han inventado los malditos Políticos, con la idea de que nosotros seamos sus esclavos o servidores, para que ellos continúen viviendo cada vez mejor, y nosotros cada vez peor.

    Pues entonces me digo yo: a la mierda con todos ellos, y la madre que los parió, porque a ellos no los parió su madre, como a nosotros, sino que los parió una mula, y lo hizo no por el conducto habitual, sino por el culo (léase: el ano). Y que se enteren estos tipos de que ellos no tienen Derecho a la vida, porque las mulas son infértiles y no tienen Derecho a parir, sino sólo a dar coces, … a ellos..

    Que tenga Vd. un buen día, Don Cesar. Yo le envío un buen abrazo, un abrazo vinero.

    Antonio

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  6. La contaminación de los colores, las ideas; las influencias externas que dirían hacen etiquetar cosas y actos que en el fondo son solo de sentido común y honradez

    Besos:2

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  7. Agradezco sinceramente vuestros comentarios, que dan sentido a las nimiedades que escribo. Lamento no poder contestar individualmente, pero las circunstancias mandan.

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