jueves, 20 de septiembre de 2012

Pachanga mayor.



                                    



Hacía dos años que no me reunía con mis compañeros de pachanga. Los quehaceres, la vagancia, la falta de tiempo, ya sabes, excusas.
De hoy no pasaba que me diese una vuelta por el club que un día fue de mis amores y de mis disgustos. Nueve pistas cubiertas, seis de tierra batida, tres exteriores, piscina olímpica exterior, piscina climatizada, gimnasio, pádel, restaurante, sala de fitness, la intemerata. Pero este pueblo es lo que es y lo que es no resulta suficiente para llenar tanta exigencia. Así que marcha a trompicones. Pero a lo que íbamos.
Quiero yo a mi manera hacer competencia a otro bloguero que nos narra con más poesía que este humilde servidor, sus correrías por el mundo del pádel.
Así que comenzaré por desengañaros; esto no es pádel, esto es la categoría máxima del reino de las raquetas; el tenis. El pádel es otra cosa. La  bola puede dar mil botes en cualquier esquina y no tienes más que esperarla, sin moverte mucho, para devolverla al lugar de origen. Vamos que el pádel  es la muñeca hinchable del tenis. Esto es así. Yo no lo he inventado.
Y allí estaban mis antiguos camaradas, esperándome sin rencor, a pesar de la larga espantada. Los presentaré. Allá al otro lado de la red, cerca de las escaleras que hacen de grada, A. A es hijo de un afamado artista orensano ya fallecido. Eso que veis es un cincuentón largo, ambas rodillas amparadas por sendas rodilleras, así como el codo derecho. Si no os lo hubiera presentado lo confundiríais facilmente con Robocop. Acompaña cada movimiento con un ay! lastimero que invita a no molestarle con bolas exigentes. El en cambio, en cuanto le regalas una bola a su altura exacta, te devuelve un tiro de escopeta. En esta otra parte, a mi lado, de pareja, T. T es un sesentón que hace dos años sufrió un ictus del que afortunadamente se recuperó. Poco después quemó medio cuerpo en un accidente casero. Ahora pasa buena parte de su tiempo en el club repasando los golpes que aprendió después de los 50 años. Ahí lo tenéis, con la  cabeza baja, siempre recogiendo alguna bola del suelo. Otro gran tipo por otra parte. Al lado de A, de compañero esta vez, podéis ver a V. Uve es el alma del cotarro. Se encarga de reservar pista, de las cenas anuales, de recaudar el escote y pagar la pista, en fin, de todo lo burocrático. No en vano fue un alto directivo de una empresa eléctrica, creo recordar. Uve es el único que está en perfecto estado de forma, de no ser por un pequeño detalle; ya cumplió los setenta. Al lado de T, formando pareja, tenéis a este servidor. La figura, la técnica hecha tenis, el McEnroe de las pistas. Y aparentemente en forma, después de la última caminata.
He aquí la flor y nata del deporte nacional.
Un quinto elemento se unió a la espera, por si  alguien se  rompe, cosa que no suele ocurrir, no por nada, sino por la suavidad de los movimientos. El quinto elemento es L, arquitecto en activo, y frisando también los sesenta. El me perdonará si me equivoco en un par de años arriba o abajo. Habéis comprobado que no he dicho mi edad. Uno es así de presumido. No soy el mayor.

Peloteamos diez minutos y como es lógico, aprovechamos para practicar el movimiento por antanomasia del tenis: recoger bolas del suelo. Noto buenas vibraciones; apenas he perdido toque. Tal vez sí juego de cintura, donde se van a posar todos los chuletones.
A los diez minutos estamos deseando empezar, ya que el peloteo cansa más que el partido. Saca A. Se baja, se sube, en un movimiento robótico y.. pack; fallo. Y así suc esivamente. Con todo, el primer set lo despacharon con un 6-2  a su favor. Se va Uve y entra L.
Vamos a ver, César, que tu eres la figura, hombre, no te amilanes, juega, saca, mueve, volea, corta, lifta, crúzate,  haz algo,  hombre.
Todos saben que me gusta subir a la red; volear sería la leche.
Por cierto, que por la costa dicen bajar a la red, en lugar de subir. Otros lugares, otras  costumbres.


Me toca sacar. Lanzo la bola, saco la mano derecha en su búsqueda, la espalda se resiente, oigo las costillas quejarse, pero la bola sale como exhalación, a 30Km/h, para acariciar la línea blanca. Inalcanzable. Juego nuestro. Saca Uve, juego nuestro. Dos cero, esto marcha. Leches, que son unos viejales, vamos.
En estas estábamos cuando A, que tiene más peligro que un ministro en el Consejo, dejó una bola corta a la posición de T, que no se mueve;  salgo como un rayo a por ella  y..zás. Lo noto. Me acabo de romper una fibrilla, disimulo, acabo el juego y me disculpo.
 Todos los sesentones íntegros, incluido el setentón, y la figura se rompe como una porcelana fina. Gajes del oficio. Se acabó la pachanga. Y no pudimos remontar. La venganza será terrible.
 De todos modos, quedamos para el próximo viernes para una cena de confraternización menos peligrosa que el tenis.. El próximo día prometo calentar durante más tiempo. Y es que a algunas edades, sopitas calientes.


En Orense a tantos de tantos (ayer)




11 comentarios:

  1. ¿30 kms/hora?
    Usain Bolt debe de correr a 36...y todo el mundo dice maravillas de él
    Un poquito de autoestima
    ;-)

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    1. Kikas, es que ese Usain es un monstruo. Se ve que tuvo que pasar mucha hambre. Corría para comer.
      En la próxima crónica intentaré llegar a los 50 km /hora

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  2. Deliciosa narración de un acontecimiento deportivo sobre la base de un juego que por más que nos empeñemos no acaba de cuajar, y es que no somos nosotros de tanta apretura en la pista y tanta floritura normativa en las reglas.
    Te diré que con poco más de este prodigio descriptivo hacía el ausente Berlanga un peliculón.
    No es por defenderte, pero tienen tus piernas muchos pasos a cuestas como para andar red arriba red abajo enredado.
    Un placer amigo.
    Recibe un fraternal abrazo.

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    1. El tenis, al ser un juego individual, va de perlas con nuestro carácter. Es cierto que los tenistas son algo fantasmas, porque se hacen una y cuentan quince, pero por lo demás es un juego sencillo, anímate. Dicen los entendidos que a los ocho años de clases empiezas a saber jugar. De todos modos, los autodidactas tardamos menos. Y siempre nos queda el consuelo de que si no acertamos con la bola, hacemos pesas con la raqueta.
      No es mérito mío la descripción; te aseguro que la realidad la supera ampliamente.

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  3. SAludos otoñales D. César, dá gusto encontrarle a ud. al empezar esta estación tan maravillosa, practicando deporte de élite. Un abrazo.

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    1. Dña Pilar, cuando usted dice deporte de élite veo su sonrisa socarrona. Vamos llevándolo con ilusión.
      Saludos cordiales.

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  4. Amigo Cesar he llegado por casualidad a tu blog y me ha encantado tu post, de verdad delicioso y estoy de acuerdo contigo que los tenistas hacen como los del parchís, matan una y cuentan veinte.
    El padel es para los tenistas malos.
    Un abrazo amigo y espero vernos mas a menudo por los blogs de este mundo

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  5. Gracias Vicente. Por aquí andaremos hasta que no se inventen un impuesto para internet.
    Saludos.

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  6. Naaaaaaaaa, no le creo ni tantito que esos sean sus compañeros...Besos :)

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  7. esos es arte, si señor, esa tropa tan viva de yayoflautas al son del tenis club,oiga, mola mazo.
    En serio, Cesar, divertidisimo episodio.
    saludos blogueros

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  8. Si es que mira que es duro el deporte profesional...
    Salu2

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