domingo, 6 de mayo de 2012

Banco malo (culo,culo!)




Imaginemos por un momento un país. Un país cualquiera, para no ser injustos. Le llamaremos Estepaís. En Estepaís, como en muchos otros de su entorno, las personas han aflojado; quieren hacerse ricos sin mucho esfuerzo y fruto de esa sana costumbre y trasladándola a otros campos, apenas se molestan en practicar el noble arte del flirteo y la conquista amorosa. Para qué perder el tiempo. Por eso el gobierno de Estepaís, como el de los demás del orbe, han permitido que en cada una de las provincias existan varios burdeles gobernados por sendos proxenetas. El gobierno de Estepaís quiere que sus ciudadanos estén servidos cumplidamente y en todos los aspectos. Al principio va todo a las mil maravillas; los burdeles conceden todo tipo de servicios para los que han sido creados cumpliendo a satisfacción con las expectativas del gobierno, quien hace la vista gorda ante algunas prácticas dudosas de sadomasoquismo y maltrato. Nada que llame excesivamente la atención, excepto para el azotado. El negocio estaba llamado a ser redondo y los chulos comenzaron a nadar en la abundancia. Pero la avaricia es un monstruo insaciable de innumerables estómagos  y enseguida comenzaron a contratar más meretrices, algunas no demasiado agraciadas. En poco tiempo las feas y la crisis que se vivía en el mundo, alejaron a los clientes y los chulos comenzaron a preocuparse. Formaron un sindicato pidiendo ayuda al gobierno, quien, para evitar males mayores, accedió a subvencionarlos con millones de dólares. Las meretrices feas seguían en los burdeles y no había cura que las desease bautizar, sustrayéndole el trabajo a las guapas. El malestar era notable tanto entre los ciudadanos como entre los chulos y la preocupación del gobierno por una revuelta ciudadana que les privase del poder, era varias veces superior  a su sabiduría. Se empezó a rumorear que las meretrices feas tenían que abandonar los bonitos burdeles para ocultarse en otro burdel con menos luces para dar el pego. Los chulos, lógicamente, no podían permitir que su patrimonio fuese incautado gratis et amore. Del amore vivían. Como siempre que algo así ocurre comenzaron a circular una serie de consignas para ver cómo reaccionaba el rival. Los chulos, seguros de su papel en la sociedad, y de que aquello que pedían los clientes no tiene enmienda,  cavilan que el gobierno no podrá dejar a sus ciudadanos sin tan elementales servicios, por lo que en este instante se están organizando en Lobby  y se vislumbra con claridad que pedirán indemnizaciones millonarias  por separar a las chicas feas de sus hermanas las guapas, así como que le sean abonados los gastos de manutención y ocio, que por sí mismas no  podrán agenciar. Tan claro como la luna.


A veces preferiría ser viejo, para no tener deseos...

Orense a tantos de tantos.

5 comentarios:

  1. El noble oficio de la prostitución también el de la banca ha prestado grandes servicios a la sociedad, pero al final llegan lo hijos y lo estropean todo, pero solo a los de las putas les llamamos hijo de puta.
    Lúcida exposición de lo que se conoce en la movida verbenera bailar con la más fea: los chulos no, las putas no bailan y los banquero disponen de dinero para conformar a los chulos, pagar a las putas y dar clases de baile a las fesas.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  2. Las gentes no somos dueños ni del aire que respiramos. Los bancos parece que sí. Me pregunto por ese mundo invisible para la mayoría donde se concreta el auténtico poder de los que deciden a quien le toca respirar y a quien no. Y miro a mi alrededor con la desconfianza de quien ya ni se cura de espanto y vive de soponcio en soponcio. Podría ser que al final, en un feedback diabólico, resultase que mi naturaleza humana estuviera siendo violentada por los mercados de mi naturaleza consumista.
    Pero ahora no puedo pensar en todo esto, César, mi peluquera me mesa el pelo y yo solo puedo pensar en casarme con ella para que no pare.
    Saludos.

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  3. Yo también D. César ,pero sólo a veces, cuando me dejo llevar por la nostalgia.
    Mil gracias por sus visitas.
    Unha aperta primaveral.

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  4. Por cierto, maravillosa foto de la luna llena. Menos mal que ella siempre estará ahí para aliviarnos las noches de insomnio con su belleza.

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