sábado, 31 de diciembre de 2011

La Justicia es igual para todos.


Uno,  "en su insignificancia bloguera", se acoge al derecho que le asiste de juzgar lo que otros, con más mérito, han dicho o publicado. Y resulta curioso observar cómo una cosa, impensadamente, puede ser igual a otra aún siendo contraria. Así, cuando Nuestra Majestad anuncia, desde el palacio al pueblo, que la ley es igual para todos, una lágrima de orgullo y asentimiento brota de las humildes  cuentas  del pueblo llano.
Pasado el tierno momento y acogiéndose el ciudadano a la fea costumbre de ejercer su derecho a la libertad de leer cualquier panfleto que caiga en sus manos, al día siguiente encuentra una declaración de ese comunista que al parecer ha renunciado a algunos de sus derechos laborales y que viaja en moto, afirmando, que de ser  la justicia igual para todos, algún pájaro de manos largas, seguramente por la práctica del ejercicio deportivo, debería haber sido imputado. La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Y uno, buscándola, no quiere ni por un momento llevarle la contraria a nuestra majestad y por ello ha esperado al día de hoy en que, finalmente, la justicia ha imputado al ave arriba aludida, cerrándose así el círculo de la verdad; la justicia es igual de lenta para todos, Sr. Cayo.

Feliz año a todos.


Orense a tantos de tantos.

7 comentarios:

  1. Para quien sabe apreciar los matices del vino y recrearse en sus rincones de placer, difícilmente pasarán desapercibidos los secretos que esconde la vida o los sabores que guarda entre líneas. Es una manera de estar en sintonía con el mundo que tiene mucho que ver con el amor. Nada me sorprende, César, pues ya te voy conociendo. Por eso me decido a desearte para este nuevo año otra excelente cosecha con la que seguir siendo contagiosamente feliz.

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  2. Amigo Don Cesar, efectivamente, la Ley es igual, o debe serlo, para todos, pero tenga en cuenta que para unos es más igual que para otros. Suele pasar. Ya veremos qué es lo que pasa. Vd. habla de un ave. A mí me gusta más la palabra pajarraco, pues el individuo en cuestión, el pelotaire, tiene una buena estatura. Y ya veremos qué es lo que pasa con Su Alteza, la Consorte del pajarraco.

    Y es que la avaricia no tiene límites. Que se le aplique la Ley, tal como rezan los cánones, sin ningún atenuante. Porque, ¡coño! con el tipejo. ¿Es que no tenía bastante con vivir bien? ¿Es que quería vivir mejor?

    Y ahora una pequeña anotación:

    La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.

    Vd., Don Cesar, dada su categoría y honestidad, no puede permitirse ningún lapsus: si estoy en lo cierto, el que tenía un porquero digno y fiel era Ulises, u Odiseo, el de la Odisea, pero no Agamenón, porque lo que tenía Agamenón era una infiel esposa, Reina regente, llamada Clitemnestra, que lo estaba esperando con su amante Egisto, para asesinarlo. Toda una bruja y, además, puta.

    Y ¿quién es ese Sr. Cayo?

    Que tenga Vd., Don Cesar, una feliz Nochevieja y un despertar sobrio para comenzar dignamente un año lleno de buenos augurios, el 2012.

    Le envío un abrazo navideño y le regalo un poema algo alegre

    Antonio

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  3. No quiero explayarme mucho, ya que ando haciendo cuentas de lo que me queda después de las últimas rebajas. No sé yo si tendré para la próxima subida del Iva.
    Ten cuidado FJavier, no tengas que auscultar a oscuras. Eso se llamaría palpar. Felices Rebajas.

    A usted, D. Antonio, quiero preguntarle,(póngase usted la mano en el corazón) si está seguro, de toda seguridad que Agamenón no tenía porquero. Menudo disgusto me ocasionaría usted, con lo bonita que me quedó la frase!

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  4. Vamos a ver, Don Cesar,

    Agamenón, como Rey de Micenas que era, y bien dotado económicamente, habrá que suponer que tenía su correspondiente porquero, como cualquier Rey que se prestse de serlo, pero el porquero famoso es el de Ulises, el de la Odisea.

    Pasa como con lo del vino: yo puedo entender de vinos en sentido lato, pero, comparado con Vd., podríase decir que yo no distingo una botella de vino de una de agua.

    Entiéndame Vd. bien, amigo mío.

    Le envío un abrazo.

    Antonio

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  5. Léase, en mi comentario anterior,

    como cualquier Rey que se preste de serlo

    en lugar de lo dicho

    como cualquier Rey que se prestse de serlo

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  6. Estimado Cesar, el remate cierra todo una filosofía, la de la desatención elevada a la categoría de gracia. “La justicia es igual de lenta para todos”, sí señor, la frase hace un diagnostico certero de una incertidumbre que sólo es habitable y rentable para la noble casta de los hombres de derecho, “pica pleitos”, que hallan en esas treguas la posibilidad de llevar más juicios que juicio tienen.
    Por la banda del Rey, que decir, que miente sin saber, lógico, no es que sea corto, es sencillamente un saber ceñirse, con cintura de Borbón, a lo que la Constitución señala, y en ella se le define como irresponsable, por lo tanto, él no puede ser de ningún modo ser juzgado como los demás, él ha de ser tratado conforme a esa minusvalía legislativa de rango superior.
    Me gusta el manso mirar de las bicicletas, me gustaría saber que estremecimiento conmueve su alma inadvertida.
    Son bicicletas, bien pudieran ser mariposas soñando vuelos de gaviotas.
    Magnífico, como siempre.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  7. Estimado José Alfonso, las bicicletas son para el verano de la Illa. Ni siquiera son mías, sino que andaban por allí, desnudas como sus propietarios, imagino.
    Observo que has leido en profundidad la Constitución, que proclama al Borbón irresponsable y por tanto inembargable. Siempre nos quedarán sus periféricos de tal modo que en su pecado de ellos, obtendrá él la penitencia. ay, qué verdad aquello que escribiste un día..." la reina y yo....¿te acuerdas sofía? qué tranquilidad..."

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