miércoles, 31 de agosto de 2011

Triacastela

A modo de Aleph borgiano, es Tracastla el lugar en donde confluyen todas las energías del Universo; un lugar mágico, en donde la tranquilidad de sus gentes contrasta con la fuerza de sus colinas preñadas de leche y miel. El peregrino no supo verlo y aquellas fuerzas le han obligado a volver.Tracastela es algo mas que Camino. Es crisol de gentes sensibles y laboriosas y es el centro de todas las miradas humanas amedrentadas por la furia divina.

En Palas de Rey a tantos de tantos.

lunes, 29 de agosto de 2011

O Cebreiro-Triacastela.


Después del abundante desayuno, con leche de las propias vacas, a las ocho de la mañana, nos despedimos de Luis y de su esposa. Recorrer el kilómetro y medio de pendiente que nos separaba de las flechas del Camino fue una dura prueba, sobre todo teniendo en cuenta el poco descanso del primer día en que  aún no te has hecho a las nuevas condiciones. En el segundo día el cansancio no te permite pensar en esas nimiedades.

     
                                                      Non te quejes, malandrín 
                                                      Non las píes, condenado
                                                      o vendré a recordarte
                                                      aquellas noches al raso
                                                      que pasé por estos mundos
                                                      durmiendo con el ganado
                                                      por colchón forraje seco
                                                      por comida, apenas grano
                                                      y de vez en cuando un higo
                                                      bajado del propio árbol.
                                                      Yantades caliente agora
                                                      y con mantel! y al amparo
                                                      de paredes de pizarra,
                                                      y bebedes buenos caldos.

                                                      Non te quejes, malandrín
                                                      que vivides como amos!"


Al acabar la empinada pendiente nos cruzamos con los primeros peregrinos que venían de O Cebreiro y soportaban en sus piernas a esas alturas ocho kilómetros. El sendero que a todos nos engullía, era de una pronunciada subida; dejamos atrás a los más remisos que se paraban a tomar aliento, con la excusa de contemplar el paisaje.


                                                           Non te eches flores, mancebo
                                                           poco mérito mereces,
                                                           si no fuera por tu dama
                                                           que no escucha tus memeces
                                                           te hubieras parado allí
                                                           rezando idénticas preces!
                                                          !
               

A la izquierda de la marcha las suaves crestas de los montes de O Caurel, reserva natural, nos acompañan durante un buen rato hasta perderlas, ocultas por los castaños y por los carballos, por los abedules y algún que otro nogal. Entre pueblos abandonados y murmullos de riachuelos, casi de improviso, nos encontramos en Triacastela. La etapa no había sido el infierno temido.

                                                         Valiente pelafustán
                                                         que le robas al apóstol,
                                                        ¿No recuerdas que saliste
                                                         en el kilómetro ocho?
                                                         ¿Cómo vas a estar cansado
                                                         infringiendo ese robo?
                                                         Deberías dar la vuelta
                                                         y machacarte otro poco...

Ocupamos el lugar número siete y ocho en el orden de llegada, a juzgar por las mochilas que eran depositadas en el suelo a medida que los peregrinos iban llegando. El Albergue no abriría hasta la una; eran las doce menos cuarto.

Triacastela, epicentro de volcanes, es un pueblo ,al igual que O Cebreiro, rescatado por y para el Camino. Vive para él y de él se alimenta. En apenas una docena de casas conviven ocho albergues con sus respectivos restaurantes y casas de comidas. Una iglesia de estilo románico, con su cementerio,  domina el pueblo y concede descanso espiritual a quien se lo demande.

Allí pasamos el resto del día, descansando y tomando el fresco en las terrazas, mientras aprendíamos idiomas escuchando al numeroso grupo de italianos que nos rodeaban. Cenamos frugalmente y nos dispusimos a descansar preparándonos para la segunda etapa que prometía emociones fuertes.
La voz discordante que escucháis a veces, sin duda es la de D. Ramiro de Dospechos que, envidioso, no quiso perderse el camino....Como a él no le duele el cuerpo....


                                             ( Mal redactor estáis fecho
                                                si tenedes que explicar
                                                lo que el lector avezado
                                                considera obviedad...)

En el Camino a tantos de tantos.

viernes, 26 de agosto de 2011

El Camino Francés. Prólogo.

En el Camino está casi todo por estrenar. Sólo existe una especie de ley implícita: camina aún con paso cansado, fíate. En el Camino  es sorprendente y grandioso escuchar el ruido de manantiales, las fuentes y la lluvia rugiendo y estallando sobre el suelo; nos recuerda que el mundo aún puede caminar con ritmos de belleza no aprendidos. El principal alimento del camino es la esperanza de lo nuevo, de lo que oculta, y sin embargo se hace presente allí donde el corazón es capaz de ver  mucho más allá y más en profundidad que la simple lógica de la razón. ( R. Berzosa).



Mal comenzaban las cosas en el reciente peregrinaje. Los peregrinos habían de desplazarse hasta la localidad de O Cebreiro para desde allí emprender camino  hasta Triacastela. En lugar de atajar por Póboa de Brollón, penetrando en los misterios de O Caurel, el apóstol tuvo la mala idea de hacernos llegar casi a Ponferrada, bien es cierto que también contribuyó el despiste del chófer que no leyó letrero alguno absorto en repasar el contenido indispensable de la mochila.
En el afán de que el hijo retornase con día de vuelta a su destino, nos bajamos precipitadamente en Piedrafita de O Cebreiro. Nos despedimos y le deseamos un feliz regreso. Aún no había el vehículo empezado a roncar la segunda velocidad cuando nos percatamos del error: no nos habíamos bajado en O Cebreiro, sino en su ayuntamiento, Piedrafita. Hasta  O Cebreiro quedaban aún 4 km de dura subida con la que no habíamos contado. Con espíritu festivo y en clave de desafío y  penitencia por nuestro despiste, emprendimos la subida. El peregrino miraba de reojo, intentando sopesar la resistencia de la peregrina, sensible aún al accidente acaecido el año anterior. Pero no hubo cuidado, enseguida comprendió que estaba totalmente repuesta y esforzándose para  no quedarse atrás continúo la subida hasta el lugar en donde pretendían pasar la noche. Con la fe que se le pide al caminante, sin dudas, absorviendo cada uno de los olores, a manzanilla, a hierbabuena, a brezo y a tojo, metro a metro, paso a paso, con oportunas paradas para observar el verde horizonte, que a esas horas se mezclaba peligrosamente con el algodón de las nubes que bajaban hacia el valle, amenazando con engullirnos, llegamos empapados a O Cebreiro en donde nos esperaba una desagradable sorpresa: no había habitación en ninguno de los albergues.

 Por un momento la operegrina se imaginó durmiendo en un portal. En el último instante, un teléfono, una llamada y una casa rural que nos acoge, en contra del espíritu de sacrificio del camino. Luis, el propietario, nos recogió para transportarnos a la casa en donde nos esperaba su mujer. Nos duchamos, cenamos, departimos con los anfitriones que amablemente nos invitaron a café y a licores; nos confesaron que la casa era la manera de mantenerse en contacto con el mundo exterior, ya que en los rigores del invierno, cuando la nieve cubre las montañas, permanecen largas temporadas sin contacto con la gente. La casa se apartaba un kilómetro y medio del camino, al que se accedía después de una severa pendiente.

Casa grande, cama dura, rocín bravo, mastín vago y poco corredor. Desde aquí emprendimos el viaje la mañana del segundo día, primero de los tres de que se compone esta parte del Camino.

En Orense a tantos de tantos.

jueves, 18 de agosto de 2011

Pepe. (Futbolista)



He de pediros disculpas por dos cosas; por volver y por hacerlo con una cuestión tan vulgar. Sé que me tenéis en gran estima y que  pensáis que puedo aspirar a más altas metas; me interesa creeros, pero mientras tanto y si deseáis leer algo interesante, os aconsejo con mucho gusto algún otro blog magnífico; por mi parte  proseguiré con la intención de haceros conocer algunas palabras que me vienen a la mente cuando pienso en Pepe, futbolista. Permanezca la persona, ajena a este glosario.

Paranoico,protestón,pachaco,padrillo,pajolero,palancón,paleto,paleoterio,paliforme,palista,palorrino,palurdo,panarra, pancifloro,panduro, pánfilo (en su sengunda acepción), papelón, papión,paquete, paquidermo,paradislero, partisano, pastenco, pastueño, patético, patitieso, pavisoso, pavoroso, pécari, pedante, pegador (sin mecha), pegajos, pejiguera, peleón (con perdón del vino), penco, pendenciero, peñazo, pepazo, pepona, percherón, perdonavidas, pericón, petardo, picajoso, pirado, pirético, piripi, pirómano, pitecántropo, plantígrado, polivalente ( vale para una patada o para un codazo), no puede ser pollino porque ya no es joven, aunque sí cerril, portugués (no es culpa de los portugueses), postillón, precámbrico, precipitado, predador, primario, pueril.

Si algún día me acuerdo de Mouriño, tendré que hacerlo en fascículos.

Otra vez en Orense a tantos de tantos.