sábado, 29 de enero de 2011

Mi mujer es una brooker.

                Pinché en Google y salió esto. No es mi mujer. Ni nada mío


Además de atender amorosamente a la familia, de trabajar en su profesión con dedicación y entrega absolutas, mi señora, en sus ratos libres es una brooker. Madruga para acceder virtualmente la primera a la puerta de los mercados. Me confisca el portátil y mientras remueve el café distraidamente, consulta con devoción los índices.

Cariño, me dice hace unas mañanas, mientras desayunamos, voy a entrar en Inditex.
Coño, estupendo momento ahora que lo ha dejado Amancio Ortega, comento sorprendido!

Que no, tonto, que voy a comprar acciones de Inditex.
 Vaya, parecía bonito.





Desharé posiciones de Ferrovial que tiene dificultades para colocar sus títulos en los mercados exteriores y entraré en Inditex, añade sin molestarse por mi sonrisa.

Y cuánto vas a invertir, le pregunto distraidamente, esperando de su experta administración que me sorprenda con el calcetín lleno. Porque en el banco, hay lo justo.

Veinticinco acciones, me dice sin concederle importancia.

Bien, no hay problema.

No, si no te pedía permiso, te lo confirmaba.

Tampoco había problema.

Es que- continuó- aprovechando el rebote del selectivo, debido a la buena acogida de la venta de bonos Griegos y Portugueses, y aprovechando que no hay movimiento lateral, deshago algunas posiciones antiguas y aprovecho para entrar en valores nuevos y sólidos, sin sospechas de que puedan hacer la goma dejándose plusvalías por sorpresa. Así nos agenciamos una carterita para las vacaciones del Sur.

La miraba embobado.

Aquello de deshacer posiciones me sonaba, pero no obstante acudí al diccionario económico y me cercioré. No había problema; estaba diciendo que vendía.

Y hablaba del Sur fronterizo con Portugal, no vayan ustedes a pensar que en aquellos otros mares del Sur que escribió aquel gran gourmet.

Bien, me parece bien.

No tiene más remedio que parecerme bien. Ella es la brooker.

Es cierto que los primeros días los ha pasado mal; César, compra BSC y vende Telefónica, ordenaba por el miedo ancestral que mostraba a la informática. Por entonces aún hablaba de comprar y vender, era principiante. Y cosa de pura lógica económica: subían los valores que vendía y solían bajar los que compraba. Es cierto que ella buscaba el efecto contrario.
Ahora no; ahora donde pone el ojo entra y donde el ojo le sangra, deshace rápidamente y con gracia la posición.

Y es que mi señora vale un mundo. Y por supuesto que le he pedido permiso para hacerlo público. Faltaría más.



                         
                               Esta señora es Brooke Hogan, no confundir.


Orense a tantos de tantos.

8 comentarios:

  1. Pocos hombres han hablado del amor a sus esposas en esos términos, don César. Admirable.

    Y pocas esposas disfrutan de tal virtud, utilizar los mercados para lo contrario de gastar.

    Permíteme un consejo, si no lo has hecho aún, cásate con ella.

    Un abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
  2. Y todo esoooo... ¡antes de comprar! jajjaja.. pues nada.. tienes un tesoro, consérvalo... (no se me despiste con las de las fotos je!)
    Besos abisales

    ResponderEliminar
  3. No se yo caballero con los tiempos que corren esta claro que las características su Broker son bastante más valiosas que la rubia y si encima lo quiere que más puede desear, aparte de la paz mundial, reducción del paro, políticos inteligentes y puestos unos pocos de millones de euros.

    ResponderEliminar
  4. Lo expresan bien nuestros amigos, invertir y no derrochar, porque no es lo mismo entrar en Inditex que no salir de Zara, en todas sus variantes, se entiende.
    Posicionarse o morir.
    Un fraternal abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Fjavier, una acertada recomendación, pero hace años, qué años digo, lustros que lo hice. Casarme digo, no puede uno andar al albur de los mercados y hay que asentar la cabeza.
    Muchas gracias.

    ResponderEliminar
  6. Abismo, nada de despistarme, sólo se me va la vista un tantillo...

    ResponderEliminar
  7. 40añera, qué haría el ser humano con todo eso, políticos inteligentes, paz mundial...Creo que algún poder superior, aunque terrenal, se preocupa de que ninguna de esas buenas cosas ocurra, para mayor gloria de sí mismo.

    ResponderEliminar
  8. No mármol sino bronce merece tu frase " ..no es lo mismo entrar en Inditex que no salir de Zara".
    Si es que la filosofía, no tiene que estar reñida con el sentido del humor. Es un honor que andes por aquí.

    ResponderEliminar

Bate palmas!