viernes, 10 de septiembre de 2010

Via de la Plata

                                                    Primera Jornada
                                                       Orense-Cea
                                                 Lunes día 30 de agosto

A las ocho en punto entro en la catedral y acudo a la sacristía en donde solicito y se me concede, previo donativo de 1 euro, la acreditación que habré de sellar en cada etapa del Camino.

El Canónigo de la Catedral se interesó por mi procedencia y motivos de la peregrinación pero al advertir que mi historia no enriquecería su anecdotario dio las órdenes oportunas al sacristán a fin de que se me entregase el documento y salió de la sacristía. Tomé la calle del Paseo con paso alegre y en cinco minutos me encontraba transitando encima del puente romano, desde donde se veía una hermosa vista del Puente del Milenio, Mausoleo del alcalde Cabezas e interesante obra civil de estilo  modernista.





Tomé después la carretera de Santiago, como no podría ser menos, desviándome por el Camino Real de Cudeiro. Hora y media de subida continua infernal. Es para preparados y comprendí que yo no lo estaba. Pensé que si el Camino se seguía empinando de ese modo, sería poco menos que milagroso que pudiese llegar.

 Pero no sabemos lo que podemos llegar a sufrir. Seguí andando, mirada en el suelo, para, de cuando en cuando observar las hermosas carballeiras regadas casi siempre por algún riachuelo que bajaba cantando su melodía de agua. En uno de esos riachuelos hice mi primera parada después de TRES HORAS DE ANDAR. Justo a las once.

 Me escuecen los pies, me los lavo, me cambio los calcetines y me tomo una pieza de fruta que llevaba en mi profesional mochila. Hago la primera llamada a casa y ante mis quejas se ofrecen para venir a buscarme. Para mí que hay apuestas de por medio para ver en qué kilómetro lo dejo. Me niego en redondo y decido continuar. Estaba a punto de hacerlo cuando otra llamada de casa me informa de que han llamado a mi hijo pequeño para una entrevista de trabajo. Aunque penséis que pudo haber intermediación de Santiago, quiero sacaros del error ya que anteriormente ambos, mi hijo y yo, habíamos trabajado duramente para que esa circunstancia se produjese. No osbtante concederé que Santiago haya empujado suavemente a la profesora que se rompió la pierna para que el chico pueda sustituirla durante tres meses. No enfademos a los santos.

Continúo camino arriba y en Tamallancos, sorprendido de mi soledad, recibo con alegría a dos peregrinas que resultaron ser de Suiza. Desempolvo mi olvidado francés para las consabidas presentaciones, pero no me es de utilidad ya que ellas dominan el castellano mejor que yo el francés. Me asaetan a preguntas sobre el abandono de los pueblos de Galicia e intento salir con bien del atolladero. Posteriormente se comportaron como agentes de la propiedad inmobiliaria intentando conocer el valor de los terrenos y casas de los pueblos por donde pasamos.

Eché de menos mi anterior soledad y en cuanto pude me disculpé para volver a cambiarme los calcetines ya que sentía demasiado los pies. Como si tuviese arenas en las botas. Continúe sólo dejando atrás O Pereiro, Solveira, Faramontaos y entrando en Biduedo, en donde reposté de agua que se me había agotado. Justo en el cruce de Biduedo un cartel rezaba: “ a Cea 4,5 Km”. Me pareció un viaje transoceánico, pero apreté los labios y continúe. Media hora más tarde al pasar por A Casanova, le pregunto a una mujer la distancia a Cea: 4,5 Km, me dice. Joder, pensé, habré andado para atrás. Prometí hablar con mi amigo Pepe Pavón, el encargado de señalizar la Vía de la Plata para presentarle mis quejas. Él como Peregrino asiduo sabrá de la importancia que adquiere un kilómetro cuando no tienes fuerzas ni para cien metros.

Continúe no obstante con espíritu sacrificado otra hora, que me pareció un siglo, hasta que hube de pararme, llamado por la voz de la naturaleza, apartándome ligeramente al monte para mejor escucharla y de nuevo airear los pies. Desde el camino me saludan dos nuevos peregrinos que posteriormente sabría que se llamaban Aure y Bruno, una joven pareja de cataluña. Aure andaba con más dificultades que yo, la chica. Llegamos juntos al albergue de Cea, en donde nos duchamos con gran satisfacción. Eran las tres y cuarto. Siete horas y cuarto para hacer 24 kilómetros. No me quejo.



Peregrinos; hay en el Camino hermosos paisajes, buenas gentes, excelsas viandas, exquisitos caldos, pero una ducha después de siete horas de andar es la mayor satisfacción posible. Sí, tan satisfactorio como lo que estáis pensando.

Elegimos catre, obviando la comida. Para cuando quise comer, ya estaba cerrado. En Cea deberían ir percatándose de que aproximadamente 20.000 peregrinos que pasan por sus calles al año deberían ser suficiente motivo como para atenderlos. Hay una sóla casa de comidas en la que si llegas a las 3.45 ya no te atienden.

Me dirigí al supermercado, me compré algo y me lo comí en la terraza de un bar, en donde la señora, todo amabilidad, me atendió con exquisitez.

En la farmacia me compré cremas, vendas, parches, de todo para resistir, también con una atención exquisita Cené las sobras de mediodía y a las diez estaba en cama, esperando que las madrileñas y los valencianos que habían hecho fiesta común, se acostasen y nos dejasen dormir. Lo hicieron rápidamente por fortuna y sólo tuvimos que tener un poco de paciencia con un peregrino que no dejaba de incordiar con la linterna que portaba en su cabeza, intentando hacer la mochila que no había hecho a tiempo. Finalmente el minero acabó con sus líos y se acostó. Pero al tratar de escuchar su programa de relajación, se olvidó de enchufar los cascos y resonó en todo el espacio: “ respire hooondoooo…inspireeeee….tome el límpido aire del bosque y resssspireeeee…”; Las carcajadas fueron unánimes, ya que el buen hombre se puso nervioso y no encontraba el agujero para introducir los cascos. Mientras tanto la peregrina de mi izquierda, tapada tan sólo con una toalla en la cabeza, se inclinaba lentamente tomando posturas de yoga, esperando supongo a cualquier joven, o viejo, Morfeo que asomase.
No se me olvide decir que vacié medio tuvo de crema en mis doloridos pies.
Lentamente la estancia fue recobrando la trranquilidad y pudimos dormir unas horas, hasta las cinco en que comenzó de nuevo el movimiento.





Orense a tantos de tantos.

8 comentarios:

  1. Interesante y amena tu primera jornada.Sigo caminando ...

    Por cierto preciosas fotos,increibles pueblos gallegos,y paisajes .

    Galicia,tierra soñada...

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  2. César, me duelen muchísimo los pies después de leerte! Temo que no tendrás ampollas en la jornada siguiente, sinó llagas. Me alegro de ver que te recorre la magia del camino desde la primera jornada.
    No esperaba menos, tu sabes mirar con los ojos del alma. Mis lágrimas son de emoción.
    Un abrazo.

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  3. ¡qué estupendo!
    Cuando vuelva por allí lo tomaré como guía de viaje! me voy a guardar la descripción de estas etapas...

    Besos desde el abismo

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  4. Cesar...

    Jo¡ Pues ha dado para mucho esta jornada. La verdad es que según nos lo narras es una lucha contra uno mismo, con la adversidad (sobre todo si no estamos bien preparados físicamente). Un sinfín de anécdotas que agradezco nos las traigas a tu blog, amistades en el camino, sacerdotes que no te hacen ni caso...
    Toda una aventura, sin duda...

    Un abrazo.

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  5. Mi querido amigo no pierde usted la picardía, recorro cada palabra como si fuera un kilómetro...No puedo quitarme de la mente que los calcetines que se quita son rallados....jajajaja...llegare con usted hasta el final...De ese camino.

    Besos con cariño

    Me hubiera gustado encargarle un favor para ver si Don Santiago intercede por de mi...sera para la próxima.

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  6. No, si es que la foto de tus calcetines en el perfil ya era premonitoria. Seguiremos gustosamente desde nuestra poltrona el camino, que con tú toque magistral tan bien nos cuentas,y besamos tus pies al ritmo de sana, sana, culito de rana.

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  7. Debiste amigo calzar para esta empresa las botas de peinar mirlos y acariciar castañas, las botas de todos los días, esas botas amigas de ir contigo torciéndose allí donde el pie se tuerce en el infinito esfuerzo del paso y también de tropezar contigo en el recto andar de los días.

    Observo con agrado que si te llevaste el alma de todos los días, se le nota el oficio, ella como el canto rodado no consiente aristas, es redonda y suave, de ahí su exacto tacto en el acariciar la fina piel de la vida. Esa que se debate entre el sufrimiento y la magia que consiente el camino.
    Botas de Gore-Tex para qué os quiero,
    por vosotras juraría en hebreo
    y no en delicado francés de más allá del pirineo.

    Botas de Gore-Tex me habéis hecho la puñeta
    pero yo soy un caballero,
    de ahí que no jure en hebreo
    y parle en cambio en exquisito francés de más acá del pirineo.

    Botas de Gore-Tex nos os quiero puñeta
    que me habéis destrozado los pies,
    y sino juro en hebreo
    es por esta mi alma ilustrada
    que no afrancesada a este y el otro lado de los pirineos.

    Bromas a parte te deseo un otra feliz jornada.
    Recibe un fraternal abrazo.
    Al anterior le faltaba un "Os"

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  8. Jooo!!!! parece que es toda una aventura ese camino..y casi nos haces gozar a nosotros cuando te das la ducha...que descansoooo!!!
    José Alfonso:No hay botas Gore Tex que resistan eso...muy buenos estos apuntes sobre el alma ilustrada...que no afrancesada!!

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