jueves, 31 de diciembre de 2009

lunes, 28 de diciembre de 2009

Dilema

(Entre quienes, con su opinión desinteresada, me ayuden a resolver el dilema en que me hallo, sortearé un mercedes último modelo y un diccionario de sinónimos.)


El anterior microrelato que figura en el post, lo envió el autor a uno de esos concursos que ahora abundan. Iba en el coche y oyendo en la radio que solicitaban "microrelatos impactantes", pensó en enviarles la historia del moscardón que acababa de impactar con todo su ser contra el parabrisas, pero no teniendo más datos de su vida (del moscardón), decidió enviar el que os he dicho.


Se había olvidado del asunto cuando meses más tarde recibió en su casa, de mano de una amable cartera, un pequeño paquete que abrió no sin cierta excitación; al abrirlo se encontró con una carta de fino membrete que decía textualmente:



" Muy Sr Nuestro: Agradecemos  sinceramente su participación en el concurso " Microrelatos impactantes en 25 líneas o menos", al mismo tiempo que tenemos el gusto de informarle que el jurado del mismo, que tengo el honor de presidir, ha considerado conveniente dejar desierto el premio. Ello no obstante y en cumplimiento de las funciones que le han sido encomendadas ha decidido conceder varios accesits de los cuales uno,por unanimidad de todos sus miembros, ha recaido en Usted. Esperamos lo halle de utilidad deseando verle en un futuro próximo participando en otros concursos.
Queda de usted afectísimo.
Fulano de tal."


En el paquetito encontré una edición de bolsillo de "Diccionario de Sinónimos". Me quedé pensando seriamente en el regalo (y aún sigo en ello). Por eso necesito vuestra sincera opinión para:
A) Saber si es un premio, o una indirecta.
B) Saber si donde dice "....participando en otros concursos..." quiere decir.."por aquí no se le ocurra volver..."


Espero ansioso vuestra opinión insistiendo en el sorteo que arriba menciono.




En Orense a tantos de tantos.

P. S. Yo también me he dado cuenta de que "...por unanimidad de todos sus miembros", es una redundancia, pero espero vuestras opiniones y en función de ellas se lo reprocharé o no...

jueves, 10 de diciembre de 2009

Por fin otra vez!


La semana pasada me ha llamado una de mis ex-parejas. Me alegró sinceramente su llamada; he quedado siempre como un caballero con ellas, a algunas incluso les he ayudado a meter las bolsas en el coche.
A alguien acostumbrado a practicar dos  o tres veces por semana durante los últimos 30 años, le resulta muy difícil soportar la abstinecia del último año en que la crisis, que también visitó mi sector, ha hecho que tuviera que prestarle más atención de la necesaria en detrimento de las relaciones sociales.
Por eso me alegró su llamada. Después de los saludos de rigor, disimulando nuestras ansiedades, quedamos para el sábado , no sin cierto temor por mi parte. Era diez años más joven que yo y eso en mí debería notarse. Nos conocimos cuando tenía 15 años y yo 25 y  reconozco con orgullo que se había iniciado conmigo; podría decirse que cuanto sabía se lo había enseñado yo. Después nuestros caminos se separaron y cada uno tuvo otras parejas, cosa natural. En cuanto nos vimos, mis temores se esfumaron, es como si nos hubieramos saludado ayer mismo, continuábamos en sintonía. Nos abrazamos con cariño y subimos a mi coche tal como habíamos pactado. El lugar nos resultaba conocido por nuestros encuentros de años atrás. Durante el corto trayecto repasamos algunas  anécdotas que nos hicieron reir y sirvieron para que entrasemos muy relajados. He de reconocer, no obstante, que pese a la relajación, me gusta pararme en el calentamiento inicial, nada de llegar y besar el santo, no.
Pese a mi abstinencia del último año, me noté muy a gusto, acariciándola con suavidad a veces, con más intesidad después....subiendo, bajando..y  sudando ambos como si jamás lo hubiéramos practicado. Reconozco que fue un orgasmo de placer.
No obstante cuando acabamos, no pude menos de percibir en la cara de mi pareja una cierta decepción. A pesar de sus esfuerzos, a pesar de su  juego a dos manos, no pudo evitar un contundente seis tres, seis dos, a mi favor. Y es que la antiguedad es un grado, también en el tenis.



viernes, 4 de diciembre de 2009

In memoriam

La gélida noche esparce en el aire sus sones.
Bullicio,muchedumbres,fiesta, algazara;
gritos,amenazas,pasos precipitados, desbandadas,
carreras en la festiva noche.
El hombre ignora el punzante resplandor
que penetra en su vida
extrayéndola a borbotones.
Tres pasos tambaleantes.
y yace en la tierra teñida.
Los ojos abiertos en búsqueda
de los suyos.
El niño inclina su horror
y mira,eternos segundos,
su mirada extraviada.


Delicadamente sus dedos
ocultan con los párpados
la luz que ha huído de sus ojos.

Ocho lustros.
Y siempre será hoy.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Segundo mes (Y veinte dias)

                                                              La Cita (I)
Era mi primera cita importante si no tenemos en cuenta las citas con el director en su despacho. A medida que pasaban las horas surgían los pensamientos y las preguntas sin respuesta. Estaba atrapado, no podía hablar de aquello con nadie y debería arreglármelas sólo, a pesar de algunos consejos que mi ángel de la guarda me soplaba al oído de vez en cuando…”no vayas sólo, ten cuidado.” ¿Y cómo podía dejar de ir sólo? Cállate, no seas memo, estuve a punto de contestarme a mí mismo.
Lo que no comprendía muy bien era el hecho de que tuviera que arriesgarse a entregarme papel alguno, si en la comida nos veríamos y podría hacer conmigo lo que le viniese en gana. Seguramente quería ponerme nervioso pensando en el tocho de libro que tenía que leer. Bocaccio no era ninguna tontería Porque seguramente querría que siguiésemos leyendo.. Sí, quería ponerme nervioso y lo estaba consiguiendo. Desde que leí aquel papelito, aún dentro de la iglesia, no pensaba en otra cosa; no atendía a lo que me decía D. Benigno, no apagué las luces de la sacristía, no cerré el sagrario y lo que es peor, no apagué las velas con lo que malgasté todo lo que había conseguido con el cepillo, atentando seriamente contra el patrimonio de la Santa Madre Iglesia, siempre dispuesta a perdonar los pecados, aunque éste le cueste especialmente. Sabido es que la Iglesia está siempre con los ricos y poderosos para mayor gloria de Dios.
Con ser todo lo anterior grave a mis ojos, nada me preocupaba tanto como el pensamiento de aquella Lucifera con cara de ángel con su mano en el bolsillo de mi pantalón. Reconozco que estuve a punto de confesarme con el cura, pero finalmente se impuso mi poco sentido común pensando en no involucrarla.

El río era mi refugio para cada momento de desconcierto o frustración y de momento era sólo desconcierto lo que sentía, así que salí corriendo hacia el río, aún a sabiendas de que si se enteraba el cura tendría serios problemas para conservar la cara intacta.
Pero me relajaba sentarme en la orilla, lanzar unas cuantas piedras y ver como se deslizaban a saltitos a través del agua yendo a morir en la orilla.
Finalmente me quedé mirando fijamente al otro lado del río, recordando los días anteriores y todo lo que había escrito para Rosita, en el intento de conquistarla, pobre de mí. Por supuesto se merecía unas poesías, la prosa está devaluada; recuerdo lo primero que escribí para ella:



                                                       Rosita de La Coruña,
                                                       Eres más guapa que yo..

                                                       Por eso te quiero tanto
                                                       Y te doy mi corazón.


Afortunadamente en el último instante encontré esos versos algo infantiles incluso para mí y nunca se los entregué, pero valieron para que mi interés por la poesía se acrecentase y leyese cuánta poeta cayera en mis manos con la intención de ilustrarme y atraer a las musas, pero como no tenían demasiado interés en acudir, literalmente plagiaba.

Por aquel entonces estaba muy de moda entre los adolescentes Gustavo Adolfo Becker al que devoré con el deseo antes expuesto de que se me pegase algo de su sensibilidad, pero ni por ósmosis. Nada. No obstante era yo de una extirpe de cabezones y seguía intentándolo con todas las fuerzas.

                                                  Por una mirada, un mundo
                                                  Por una sonrisa, un cielo
                                                  Por un beso…
                                                  Yo no sé que te diera por un beso.


No son versos míos, sino de Gustavo Adolfo. Los míos son estos otros:



                                                     Por ver tus ojos, madrugo
                                                     Por ver tus dientes, me peino
                                                     Por un beso…
                                                     Quemaría los rastrojos por un beso!



No era plagio, las palabras era mías y Rosita sabría reconocer mi esfuerzo. Algo estaba adelantando.

De Bécker pasé a Rosalía de Castro, pero era muy triste y en aquel tiempo necesitaba optimismo, no tristeza. La pobre Rosalía estaba siempre deprimida:



                                               Adios ríos, adios fontes
                                               Adios regatos pequenos
                                               Adios vista dos meus ollos
                                               Non sei cando nos veremos…

No me digáis que no eran unos versos para una despedida, más que para un encuentro..
No obstante le saqué utilidad:



                                                     Hola pétalo de flor
                                                     Te saludo alegremente
                                                     Adios tristeza contigo
                                                     Me tienes siempre caliente..


Bueno, reconozco que la rima era muy consonante, se notaba claramente que rimaba. Decidí cambiar el último verso que expresaba perfectamente lo que sentía, pero no quería que Rosita lo supiera de esa forma. Así que lo sustituí por…”te tengo siempre presente…”

Dejé a Rosalía y me dispuse a encontrarme con Neruda.

El tiempo en el río pasaba con rapidez, alcé los ojos y mirando al sol, supe que era muy tarde. Asumí la bronca y me dispuse a volver para preparar la mesa y afrontar el encuentro que tanto me había perturbado.

Hay un refrán que dice, por mucho que escapes de tu destino, perecerás en él. Si no lo hay deberían de inventarlo.



Orense a T.T