domingo, 18 de octubre de 2009

El Trabajo.

La estaba aguardando.


En nuestra última conversación había quedado todo pactado. Después de numerosas llamadas, de paciencia infinita por mi parte, había aceptado por fin quedar conmigo.
No resultó fácil, era mi primer trabajo y temía haber sido demasiado brusco con ella.
Pero la estaba esperando muy cerca de su comercio,(“no demasiado cerca, no quiero que vean tu coche..”)
Poco antes de la hora pactada, aparqué en el lugar en donde ella me había indicado; no quería llevarle la contraria y que mis planes se fuesen al traste, con lo que me costó convencerla.

Miré el reloj y un sudor frío recorrió mi espalda...¿valdría yo para esto..? Siempre me había considerado un tipo duro, aunque tierno, no es contradicción, creo. Para ser la primera vez, había tenido mucha suerte, ella era una mujer con mas experiencia que yo y por tanto, digamos que más difícil de manejar que las mujeres de mi edad. Y muy bella.Ya se, no he hablado de mi edad.
Pongamos que esto sucede un año después de mi Licenciatura en Económicas, que de momento de poco me ha valido y es por ello que tengo que recurrir a cualquier trabajo que se me ofrezca. Como este que me ocupa. Era una especie de desafío a mí mismo¿Valdría para esto..?
Empiezo a dudarlo. Pero ya que he llegado hasta aquí, continuaré!
A pesar de las numerosas conversaciones telefónicas solo nos habíamos visto en una ocasión en su negocio y apenas pude hablarle; me hizo señas inequívocas de que no entrase, ya que había gente, señalando el teléfono. No acerté a comprender si quería que la llamase o que ella me llamaría, pero ante la duda, la mas puntiaguda, decía mi amigo. Bien, la llamaría, tal vez fuese mejor así, que no nos viéramos demasiado, resultaría mas fácil; sin embargo no dejé de admirar su belleza de mujer en plenitud, recatada , que es una forma de ser sensual y sabiéndose bella, sabiendo lo que quiere y sabiendo lo que quieren de ella.

No acertaba a comprender que demonios hacía yo allí. A simple vista no parecía mujer que tuviese problemas de esa índole. Pero tampoco sabía yo demasiado de mujeres ni de problemas, habrá que reconocerlo. Jamás había tenido que ganarme la vida hasta ahora.
Me alejé de la puerta y de nuevo aquel pensamiento me asaltó. Lo deseché rápidamente. Lo haré, me respondí a mi mismo. Es mi trabajo.
Me encontré sentado en el asiento de mi coche y por un momento no sabía exactamente que hacía allí, pero en seguida volví a la realidad al mirar por el retrovisor y verla aparecer dentro de un suave vestido, que resaltaba sus formas de mujer madura, en sazón.
Pasó al lado y mis ojos la seguieron con admiración sin perder de vista ni uno de sus movimientos; ni siquiera aquel que hizo con su mano, justo al pasar al lado de la rueda delantera del coche, dejando caer un diminuto objeto al suelo. No pude menos de sonreir al ver aquella figura que caminaba orgullosa y que estando a punto de claudicar, no perdía ni una pizca de su serena belleza. Recordaba las lecciones teóricas antes de aceptar el trabajo.
“Es importante que el cliente no se sienta humillado.”
No era mi intención humillarla, emplearía toda mi sabiduría y buen hacer en el trabajo. Tal vez me lo agradeciese en futuras ocasiones, me dije sonriendo.
Abrí la puerta del coche sin dejar de admirarla y recogí el papel que había dejado caer, lo leí: “ A las 8 en la cafetería del Hotel Bosque, no traigas tu coche o me iré.”
Por fin sabría si valía para este trabajo. De pronto me dí cuenta de que faltaban cuatro horas para la cita y no tenía otro coche. La empresa me había proporcionado este, adecuado para el trabajo que tenía que desempeñar.
Decidí hablar con ella, no podía permitir que jugase conmigo, por muy señora que fuese.
Esperé a que abriese la puerta y entrase. Marqué el número y oí su voz

- Dígame..

- Disculpa.  Habíamos quedado a las 4.

- Comprenderás que no puedo arriesgarme a que entre ningún cliente estando tu aquí.

- Supuse que los clientes no vendrían hasta las 5 que es cuando deberías abrir, respondí.¿no crees que una hora sea suficiente..?

Noté como al otro lado la respiración se hacía mas agitada, se notaba nerviosa.

Después de unos segundos que me parecieron eternos oí al otro lado del auricular....”está bien, deja el coche ahí y ven, tendré todo preparado”
La sangre se me agolpó en la cabeza, un tic-tac sonó en mi cerebro, la adrenalina subió por todo mi cuerpo y pensé de una vez por todas que valía para esto.

Cerré la puerta del coche y me dirigí hacia la tienda a buen paso, pero sin precipitarme, tenia que disimular mi ansiedad, parecer profesional.

No hizo falta llamar, me estaba aguardando tan bella como la había imaginado.

- Solo dos cosas, me dijo nada más verme.
- Por supuesto, respondí, lo que digas.
- Mi marido nunca ha de saberlo, susurro ella a media voz.

Me inspiro ternura.
- Descuida, nuestra empresa es seria y discreta, respondí con aquel aire profesional que me pedí a mi mismo.
- ¿Alguna otra cosa,? Pregunté por ser amable.
- Si. No quiero volver a verte más delante de mi puerta, dijo con aire enojado.
- Por lo primero respondo, dije mirándola a los ojos. Lo segundo depende de tí, dije con una sonrisa que en seguida me pareció odiosa y pedí disculpas.
Acompáñame, dijo.
Entramos en una trastienda y de un cajón saco un fajo de billetes que contó delante de mi. Me los entregó.
- Es lo acordado, dijo ella.
- Así es, dije introduciéndolos en el bolsillo interior de la chaqueta negra.



Salimos de la trastienda.
Le tendí la mano y salí con expresión satisfecha por el trabajo bien hecho.
Ya podía decir que valía para esto.

Ya era cobrador del Frac.


Con el dinero de mi primer trabajo me hice un viajecito a Rodas.

2 comentarios:

  1. ¡Genial!
    ¡Me has mantenido en suspense hasta el final!

    Muxu bat.

    Ram

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  2. ¿Y has visto lo elegante con su traje negro..?
    Saludos.

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